Gobernar a la gallega

Francisco García

Francisco García

En Génova, la calle de Madrid desde donde se dirigen los intereses nacionales del PP e incluso en ocasiones los periféricos, se gobierna de un tiempo a esta parte “a la gallega”. Lo cual quiere decir que ni si ni no, sino todo lo contrario. Que si subes o bajas, que si vas o si vienes. O sea, lo mismo y lo contrario. Como candidatos en Asturias les vale Soto y les vale Feito tanto como ninguno de los dos y que pase el siguiente. La única evidencia es que no les servía Teresa Mallada. A la espera de un mirlo blanco que no aparece, puede que les valga una decisión por mero efecto de la erosión.

Gobernar a la gallega, que es lo que se estila tras las hechuras del patrón del traje que gasta el líder, supone resolver algunos problemas y no crear ninguno. O sea, que el problema de designar un candidato para Asturias no existe, aunque sea una de las últimas comunidades en designar la cabeza del cartel popular. En su despedida del terruño, a Feijóo le cantaron los suyos “non te vaias rianxeira, que te vas a marear”. Si no algún mareo, la elección del candidato autonómico del PP le está causando ya al presidente nacional del partido una molesta cefalea que no se arregla con una ración de xoubas, sino con una empanada de optalidones.

Aplicar “sentidiño” al asunto asturiano es lo que pretende el padrino de la Galicia cordial, el que aspira a trasplantar al Gobierno de España el modo de hacer que instauró en su tierra. La guerra con Sánchez no es “chegar e encher”, llegar y llenar. El éxito en política ni resulta fácil ni llega rápido.

Respecto a Asturias, sea lo que sea, pulpo o calamar, se decidirá en Génova, escaleras arriba o escaleras abajo. ¿Aceptará pulpo el PP asturiano como animal de compañía electoral? Lo sabremos tras el próximo aquelarre, con queimada de orujo y conxuros varios.

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