Funeral, luto y postsanchismo

Francisco García

Francisco García

Una olona mediática que barre de izquierda a derecha la arena de la bahía política coincide en idéntico relato: Sánchez fue el gran derrotado en el cara a cara televisivo del lunes con el líder del PP. Que no resultó Feijóo rotundo vencedor, como sostienen eufóricas las sedes territoriales de su partido, sino que el presidente del Gobierno, desquiciado, se disparó a los pies y quedó a merced de los cascos de los caballos, sin argumentos ni compostura. Hay quien ha escrito que a causa de la escasa altura del debate de candidatos perdimos todos, el país entero, pero lo cierto es que el principal señalado como perdedor lo fue de manera unánime. La remontada se quedó en espejismo. Y revalidar gobierno se antoja una utopía, obligada además, al más de lo mismo y con idénticos compañeros de travesía.

Sabemos pues quién ha ganado el debate de candidatos, pero desconocemos aún quién va a salir vencedor de las elecciones y quién va a gobernar con quién. Harían bien los populares en no dar por amortizado antes de tiempo al ave fénix vencedor de anteriores achicharramientos, aunque tras el revolcón del 28M y el fiasco del cara a cara lo que parece cierto es que el país asiste a los estertores del sanchismo, al final de un ciclo controvertido que ha hecho de la polarización y el enconamiento bandera.

Como corresponde a época de traslados, politólogos y escribientes comenzarán a elucubrar sobre la sucesión necesaria al frente del PSOE, asunto recurrente desde hace meses en discretos cenáculos arribistas. Deberían en todo caso tener en cuenta los -y las- ideólogos del postsanchismo que el león merece un entierro digno y que es de rigor al menos los tres días de luto, que en tiempos políticos pueden durar meses.

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