Futuro Europa

El precio de una investidura

Implicaciones para Asturias de la amnistía y otras concesiones

El precio de una investidura

El precio de una investidura

Susana Solís

Susana Solís

Ustedes ya saben que me gusta traer a estas páginas cada dos semanas todo aquello en lo que estoy trabajando desde el Parlamento Europeo, o los asuntos en los que veo que se concentran el interés y esfuerzo de países y regiones de la Unión Europea.

Les he hablado de cómo vamos a reindustrializar Asturias, de qué fondos disponibles hay para nuevas capacitaciones, de cómo tenemos que ganar en productividad y hacer la transición digital y medioambiental, del reto demográfico y de la atracción de talento, de tecnología y ciencia… En definitiva, de la necesidad de aprovechar bien las oportunidades europeas que se abren. No me ha faltado valor tampoco para subrayar la dejadez que tantas veces hemos sufrido por el Gobierno, la incapacidad crónica para absorber como es debido los fondos estructurales europeos a nuestra disposición.

Y precisamente por eso me preocupa que tanto esfuerzo y atención en las materias que verdaderamente merecen nuestra atención se diluyan por culpa de las maniobras políticas de estos días. Sí, hablo de la investidura y de la amnistía, de la subasta abierta para conseguir los votos que Pedro Sánchez necesita para seguir siendo presidente.

Ya me resulta bastante irritante encontrarme a un prófugo de la justicia como es Carles Puigdemont por los pasillos del Parlamento Europeo. Aunque pierde una batalla jurídica detrás de otra, por ahí sigue, sin hacer nada –está en el grupo de los no inscritos– excepto tratar de ensuciar y sabotear la democracia en España. Ahora, además, nos tenemos que preguntar cuánto le va a costar esta investidura, a España en general y a Asturias en particular, en términos de reclamaciones insensatas e infundadas de deudas y préstamos, de inseguridad jurídica, de alejamiento de inversores extranjeros, de desprestigio de la fiabilidad y de exaltación de la desigualdad entre los ciudadanos.

El presidente del Principado, Adrián Barbón, ya dijo hace un mes que "hay que pagar un precio por este tipo de acuerdos". Lo que sea necesario para que Sánchez siga en el poder. Lo que es bueno para España, y para Asturias, no es precisamente hacer depender una investidura y un gobierno de los votos de un partido –de varios– perfectamente desinteresados del progreso y la prosperidad de los españoles y decididamente contrarios al propio proyecto de España. Lo que es bueno para España, y para Asturias, no es cargarse la división de poderes ni secuestrar la justicia, ni exponernos a la mirada crítica de Bruselas.

Las ventajas que obtengan los separatistas vascos y catalanes que apoyan la investidura serán para ellos; desde luego, no para las necesidades nacionales y regionales y muy lejos de las prioridades de Asturias, empezando por la demorada asignación del Presupuesto. Tenemos que resolver, como decía antes, el retraso en la adjudicación de fondos regionales, la endeblez administrativa y la falta de capacidad de absorción de los fondos: subrayo una vez más que estamos en la cola de Europa.

No podemos convertir la amnistía para unos delincuentes –algo no solo no previsto en la Constitución, sino contrario al deseo explícito de los constituyentes– en la clave de la gobernabilidad. La amnistía no es únicamente pretender olvidar los graves hechos de hace seis años, el asalto contra la ley y la democracia, sino blindar que los mismos hechos por los que fueron condenados los golpistas se puedan repetir impunemente.

¿Realmente va en el interés de España pagar lo que sea necesario a los separatistas –el precio político, pero también el económico– para que haya una investidura que responde únicamente a intereses partidistas? ¿Hasta cuándo el presidente del Principado va a seguir justificando las maniobras que ponen en peligro las bases del Estado de derecho en España, enfrentan a los ciudadanos e impiden que concentremos todas nuestras energías en lo que realmente nos debe preocupar?

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