Resolución 2024

Coraje, valentía y audacia, el objetivo para el nuevo año

Resolución 2024

Resolución 2024

Juan Fueyo

Juan Fueyo

Mi resolución para este 2024 es tener coraje. Ser valiente y audaz. Me lo he prometido. Por escrito y con mayúsculas: CORAJE. Pero ¿qué implica realmente tener coraje? ¿En qué consiste esta meta, este objetivo? ¿En qué momentos debo invocarlo?

Recientemente disfruté por televisión de dos de los más emocionantes encuentros futbolísticos de los últimos años. Una batalla entre gigantes y humildes: Real Madrid contra Arandina y Barça frente a Barbastro. "¡Sí se puede!" gritaban las hinchadas de los equipos de divisiones olvidadas. ¡Sí se puede! Me uní a la ferviente esperanza. No se pudo. Pero regresemos a los campos de juego, os exhorto a que repaséis el césped: las hojas de hierba exudan coraje. Un coraje emocionante. Auténtico. Dos partidos que no serán recordados por la victoria pírrica de los superclubs sino por el coraje de los modestos.

Quiero este año tener coraje para aceptar que el universo no está contra mí y coraje para aceptar que el universo tampoco está de mi lado. ¿Es este el verdadero significado del coraje? Según John Wayne, estrella del viejo Oeste: "coraje es tener miedo y ensillar el caballo de todos modos". Sin embargo, cada individuo experimenta el coraje de manera única. Una persona religiosa puede requerirlo creer en la coexistencia de un Dios benevolente con el sufrimiento y la enfermedad de los niños. Ese dilema que C. S. Lewis estudió en "El problema del dolor". A un ateo quizás le haga falta coraje al enfrentarse a la muerte. Federico Fellini ante la presión del obispo de Roma dicen que se mantuvo firme; Borges, entre tango y tango, rezó el padrenuestro en varios idiomas. Hay también lecciones históricas. Este artículo podría escribirse concatenando citas de Churchill ("No termina la vida con el éxito, no se hunde todo con el fracaso, el coraje de seguir adelante es lo único que cuenta"). Coraje que al soldado español se le supone y coraje como adjetivo insustituible del temperamento astur: ese coraje de aquella María en los versos de Víctor Manuel. Un cantante que dejaba sangre en el papel porque sus versos eran jirones de piel…

Coraje, en su sentido más profundo, es un atributo del amor. La palabra coraje tiene su origen etimológico en una palabra francesa derivada del latín que significa "corazón". Pedir coraje es desear seguir enamorado. Coraje, sobre todo, para amar a quien nos ama. Coraje es amor. O no es nada.

Y aquí va mi ejemplo final del "coraje". Ese coraje que me deseo para esta cuesta de enero y los empinados meses que siguen. Es una historia que sale del frío; del gélido Ártico. Lo cuenta Annie Dillard en "The Writing Life", citando a Ernest Thompson Seton, cuyo informante había visto la cicatriz en el muslo de la madre. Esta historia real ocurrió más o menos así: No hace demasiado tiempo, durante el invierno más cruel del Ártico, un bebé y su mamá, una mujer india, de la tribu de los algonquinos, fueron los únicos supervivientes de un campamento desolado en el que los demás había fallecido de hambre y frío. Caminando en busca de comida, la mujer se alejó del campamento y encontró, no muy lejos, cerca de un lago, en un pequeño refugio, un anzuelo, menudo y afilado, y un sedal. Solo faltaba el cebo. Era un gran problema porque en aquel desierto de hielo, sin flora ni fauna, no tenía esperanza de encontrarlo. Azuzada por el llanto de hambre de su hijo, la madre tomó el cuchillo y cortó una tira de carne de su propio muslo. Insertó el músculo sangrante en el anzuelo y lo tiró al lago. La paciencia y la estrategia dieron resultado. Y con aquel gusano hecho de carne humana la madre pescó un pez. El pescado fue alimento suficiente para los dos. Durante los días siguientes, la mujer usó las tripas del pez para crear más cebos. Y así sobrevivieron en la orilla del lago hasta la primavera. Con la subida de las temperaturas, la madre se animó a salir del refugio y explorar los alrededores donde encontró a otros supervivientes de la tribu.

Coraje. En este 2024 he decidido apostar por el (corazón) coraje.