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Álvaro Queipo, en La Regalina (Cadavedo), el 31 de diciembre.

En corto y por derecho

Arturo Román

Abrir la boca

Queipo, la Academia de la Llingua y el arte de hablar

Había expectación por lo que iba a decir Álvaro Queipo en su visita a la Academia de la Llingua Asturiana después de unas largas Navidades sin abrir la boca, bien fuera por la persistente gripe, bien por el siempre apetecible tiempo de asueto. Y, para alivio de más de uno en su propio partido, habló alto y claro. Y en castellano (o español, según algunos postulados en los que este humilde plumilla no entrará por falta de espacio, que no de criterio). Aseguró el presidente de los populares que el cambio de año no le ha hecho modificar su rechazo a la oficialidad. Pero también aclaró que su presencia en el edificio de la ovetense calle del Águila marca un antes y un después en las relaciones entre los liberal-conservadores de la región y los bablistas (otro término con curvas semánticas que evitar). Ya veremos si esta nueva etapa acaba en entendimiento o en trabalenguas.

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