Una receta que suscribo
Retengo la siguiente frase, pillada en RNE, del filósofo José Antonio Marina, coautor de la «Biografía de la Humanidad» y que acaba de publicar la «Historia Universal de las Soluciones» (Ariel): «En el origen de toda guerra hay una persona soberbia a la que se le ha ido la olla». Según él habría que aplicar a esos peligrosos individuos la única receta que disuelve la soberbia, la del ridículo, pero en lugar de hacerlo les enaltecemos, glorificamos y erigimos estatuas (incluso cuando pierden la guerra, añado). Repasando la historia de las guerras, en general se cumple el diagnóstico de Marina, un filósofo optimista que se aplica de modo ejemplar a la tarea de educador social, confiando en que la humanidad aún puede ser salvada de sí misma. Identificar cada uno a la media docena de soberbios imbéciles que nos pueden llevar a la III Guerra no servirá tal vez de mucho, pero conviene hacerlo.
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