Opinión | A vuelapluma

Llega la caballería para rendirse

Hay que devanarse bastante los sesos para encontrar algún acierto en la estrategia con la que el Principado ha afrontado el conflicto con los trabajadores de la ITV. Vaya de partida que su solución es una buena noticia, en especial para los miles de asturianos afectados. Esos asturianos han sufrido las consecuencias sin que las autoridades al menos les hayan dado cierta seguridad jurídica objetiva para evitar sanciones por tener sus vehículos sin la debida inspección técnica pasada, sin poder hacer otra cosa que viajar a otra provincia para estar en regla. El Ejecutivo asturiano puede considerar un refuerzo político el hecho de que haya sido el tándem de la Vicepresidenta Gimena Llamedo y del consejero de IU Ovidio Zapico lo que ha desatascado el asunto, pero es difícil fracasar si se va con permiso para ceder. La operación, en el fondo, deja a la consejera Nieves Roqueñí con cara de haber estado de mero figurante en este asunto y al viceconsejero Isaac Pola con la sensación de haber perdido el tiempo para estrellarse. La duda es si no se habría evitado todo este lamentable episodio habiendo cedido ya desde el principio, ya puestos. Lo que parece claro es que al modelo habrá que meterle mano en el futuro para evitar estas situaciones. Y que, claro, cualquier colectivo con reclamación al Gobierno ya sabe qué hacer: aguantar en el no, que ya vendrá la caballería para rendirse.

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