Opinión

Ábalos, a los corrales

El escándalo de comisiones que salpica al PSOE

Desde que asomó por el ruedo de la cosa pública, José Luis Ábalos, exministro que ocupó alta relevancia en la cúpula socialista en los inicios del sanchismo, pareció siempre un señor de derechas, como si a Ferraz se le hubiera colado de rondón un remedo de Bárcenas. 

No daba el pego este Ábalos de personaje de izquierdas, con cinco hijos de tres matrimonios y descendiente de un torero,«Carbonerito», que con ese nombre en lugar de matador podía haber sido minero del pozo María Luisa. El ex alto cargo socialista se ve salpicado ahora por el escándalo del cobro de comisiones por la adquisición de mascarillas durante la pandemia por parte de uno de sus más cercanos colaboradores, un tipo siniestro que trabajó como vigilante de clubes de alterne y chófer después de personajes relevantes del PSOE. El tal Koldo es uno de esos tipos de opereta que uno no acierta a discernir cómo pueden llegar tan alto con unas piernas tan cortas. 

A causa de los tejemanejes de su asesor, Ábalos se ve ahora a la puerta de toriles, temeroso de que Sánchez ordene la puntilla sin vuelta al ruedo. El exministro no sabía, asegura, de las andanzas rastreras de Koldo, en su afán de conseguir el indulto del jefe de la lidia y regresar indemne a la dehesa. Pero no parece que el presidente de la plaza vaya a voltear en su beneficio el pañuelo blanco. Que uno sea hijo de un novillero, no le da derecho a hacer novillos de sus obligaciones. Y si uno de los suyos metió la mano en el cajón, lo más honesto es dimitir y cortarse la coleta.  

El PSOE quiere devolver a los corrales a Ábalos, que se niega a desempeñar el papel de sobrero. A estas alturas de la lidia, en el tercio de banderillas, nadie en el PSOE ha saltado a la arena a echar un capote al subalterno.

Aquí huele a chamusquina y hay tomate, cuate. Si al monosabio le da por soltar la lengua, se monta la marimorena. En este escándalo, el PSOE hará como el PP en su día con la Gürtel: «Koldo, se fuerte, aguanta».

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