El texto impreso de todos los debates, discursos y polémicas sobre las infraestructuras en Asturias, sus obstinados retrasos y sus seculares agravios, seguramente superaría la superfice del trazado de todas las autopistas y líneas ferroviarias. No hay deporte más patrio que el lamento. La polémica suele discurrir por los derroteros habituales: la oposición enarbola la ofensa y el que gobierna, en especial si debe defender los colores del Ministerio de turno, hace una pirueta para aparentar exigencia pero desviando balones. A veces ocurre al revés, como cuando el gobierno regional de Javier Fernández (PSOE) afeaba al Ejecutivo de Rajoy sus incumplimientos en infraestructuras y acusaba al PP regional de "tener pánico de defender los intereses de Asturias". En fin, que los argumentos no varían, solo lo hacen las combinaciones de elementos.