Opinión | Mujeres

Las reinas del baile

"ABBA" ganó Eurovisión con "Waterloo" en 1974, pero su éxito más motivador es "Dancing Queen"

Empieza el mes de abril, en el que se cumplirán, entre algún que otro aniversario célebre más, los 50 años del eurovisivo triunfo de "ABBA" con su "Waterloo". El 6 de abril de 1974 el cuarteto sueco se subió al escenario, con un director de orquesta caracterizado como Napoleón, y convirtió la derrota del pequeño emperador en su gran triunfo.

Un par de años después, con el grupo lanzado al estrellato, "Dancing Queen" saltó a la pista. Corrieron rumores, nunca se sabrá si fundados o no, de que aquella jovencita de la que hablaba la canción era la prometida del rey de Suecia, una desconocida por entonces, llamada Silvia Sommerlath.

"Dancing Queen" fue algo así como un regalo de bodas que "ABBA" les hizo a los reyes de Suecia, interpretando la canción en directo para ellos y sus invitados en la fiesta que se organizó la víspera del enlace. El rey y su prometida habían llevado el noviazgo en secreto, hasta que se publicaron unas fotos en las que aparecían bailando juntos en una discoteca. Esa sería, dicen, la inspiración de los compositores de "Dancing Queen".

Poco importa que sea o no cierto. El hecho es que "Dancing Queen" es una de las canciones más motivadoras de la música pop y disco.

Esa melodía, que sube y sube y nos eleva con ella, y esa letra, que habla de una jovencita que da sus primeros pasos como mujer, con el brillo intacto, con toda su inocencia, su pizca de picardía, mucha energía y todo por descubrir, ha conectado con varias generaciones de mujeres. La han cantado y la han bailado, a veces juntas, madres e hijas, y nietas, y el cine le insufló un extra de vitalidad al incorporarla, junto a otros temas de "ABBA", a la banda sonora de "Mamma Mía!".

Hay que agradecerle a "ABBA", entre otras alegrías musicales, ese himno a la feminidad y a la vida. "Dancing Queen" tiene una poderosa fuerza evocadora, que nos hace recordar que hubo un día en que éramos las reinas de la pista y que, a pesar de los años acumulados en el cuerpo, al cansancio y al desencanto, nos traslada, en cuanto suena, a aquel tiempo tan extraordinario en el que el mundo estaba por estrenar.

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