Opinión

Martes de Campo de batalla

Sobre la coincidencia de la fiesta popular ovetense con los preparativos del Día de las Fuerzas Armadas

O sea, que el próximo Martes de Campo en Oviedo el Bombé se convertirá en campo de batalla, con un despliegue militar sin precedentes a cuenta de los preparativos del Día de las Fuerzas Armadas, que tendrá lugar cuatro días después, el sábado 25 de mayo. Prepárense los ovetenses para el bombardeo y resguárdense los antibelicistas en la Fábrica de Armas. La comida campestre se desplaza a otro flanco, a Porlier, con la Catedral como plaza fuerte de esta primavera de Praga a la asturiana, con tanques y flores.

Como en Navidades con los villancicos, y en aras de la confraternización entre civiles y uniformados, el alcalde Canteli debería ordenar la instalación de altavoces en farolas y semáforos que reprodujeran de continuo marchas militares, tales que "San Marcial" y "Ganando barlovento". Se podría organizar también una sesión doble y callejera del Festival de Zarzuela y reponer "Luisa Fernanda", de Moreno Torroba, y su habanera "El soldadito", junto con "Los voluntarios", de Gerónimo Giménez y Bellido ("banderita tú eres roja / banderita tú eres gualda"). 

Hubiera sido, se antoja, mejor ocurrencia hacer coincidir el desfile militar con la fiesta del Desarme, aunque no habría garbanzo pedrosillano para tanta insignia y charretera como ese día se espera y tanto entorchado de brigadier. Aunque bien visto, no parece casual la coincidencia de los tanques con la bomba calórica de un bollo con chorizo. 

Bienvenidos sean, de cualquier forma, los valientes soldados de España a la muy noble, muy leal, benemérita, invicta, heroica y buena Vetusta. Habrá que celebrar el solemne paso marcial al calor de una terraza, con un cañón de cerveza. O con un rotundo tinto, que ya lo decía la letra zarzuelera de los voluntarios que iban camino de la guerra de África: "Como el vino de Jerez y el vinillo de Rioja son los colores que tiene la banderita española". Cuídense, sin embargo, las mocitas capitalinas de echarle el ojo esos días a un fornido foráneo, no vaya a tratarse de un novio de la muerte.

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