Opinión | Sol y sombra

La causa palestina

Puesto que con el sanchismo se han desatado los perros de la guerra y del enfrentamiento en prácticamente la totalidad de las instituciones del Estado, para contrarrestar ese efecto Sánchez ha decidido convertirse en una especie de apóstol internacional de la paz. El terreno que pisa para hacerlo no parece importarle demasiado, así que ha empezado por defender la causa palestina en los países árabes del Próximo Oriente que precisamente más odian a los palestinos.

En Jordania, por ejemplo, se han opuesto a la acogida en Egipto de la población de Gaza, mientras que los egipcios imponen el bloqueo en la frontera al norte del Sinaí. Los jordanos temen, que si se produce una penetración masiva de refugiados, los palestinos de Cisjordania puedan contagiarse de sus hermanos gazatíes del sur de la franja golpeada por Israel. No hay que olvidar que si Cisjordania existe es, entre otras razones, porque Jordania, finalmente, renunció a sus pretensiones de soberanía para mantener alejada a la población palestina de su territorio después de que la anexionasen los hebreos. Egipto pone como excusa que negándoles la entrada a los refugiados defiende la causa palestina y evita una limpieza étnica en los territorios ocupados. Tenerlos más cerca supondría, también, arriesgarse a la amenaza de Hamás.

Tradicionalmente los árabes vecinos desprecian a los palestinos, condenados a ser los parias de la región. Consideran que han hecho demasiado por ellos sin lograr a cambio nada más que resentimiento. En 1990, no lo olvidan, los palestinos apoyaron la invasión de Kuwait por parte de Saddam Hussein, cuando los países del Golfo, Kuwait incluido, les brindaban ayudas millonarias. No son santo de devoción de la familia real saudita, especialmente del príncipe heredero Mohammed bin Salman, al que, a su vez, los palestinos consideran más cercano a Israel y a la Administración estadounidense de lo que seguramente sospecha Pedro Sánchez cuando le hace reverencias para exhibir junto a él una sintonía económica y presentarse como mediador europeo de la causa.

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