Opinión

La santidad de los hechos

Con sabiduría de viejo escritor y resignación de expolítico, el Premio Cervantes Sergio Ramírez daba cuenta en un artículo, "Nada hay verdad ni mentira", de la dilución de géneros entre los tres oficios que narran, historia, novela y relato periodístico. Días después el filósofo Daniel Innerarity, en otro, soberbio, "Una defensa de la hipocresía", elevaba ese vicio a virtud cívica en tiempos de enfrentamiento, para eludir daños entre personas, amigas a veces. Vale, bien, pero es ahora, con la verdad en horas tan bajas, cuando habrá que asentar con fuerza la santidad de los hechos, contándolos, cuando el oficio es informar, sin desfigurarlos ni manipularlos, pues aunque siempre habrá quien lo haga por alguno de los cien medios posibles, ha de quedar claro quién lo hace y quién no, porque en la defensa de esa frontera se juega ese oficio una vida digna, y la democracia hasta la vida.

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