Opinión

Las cinco leyes de la serratología

La concesión del premio "Princesa de Asturias" de las Artes a Joan Manuel Serrat supone un importante espaldarazo para los investigadores que en los últimos años están trabajando en una nueva disciplina científica: la serratología. Efectivamente, la obra de Joan Manuel Serrat es tan inmensa y multidimensional que su análisis artístico, experiencial o sociológico queda lejos de agotar toda la riqueza que contiene. Cabe hacer también un estudio experimental de sus álbumes y canciones, y cada vez son más los artículos que se envían al Journal of Serratology desde esta perspectiva científica. A modo de resumen, y como celebración del merecidísimo premio concedido ayer al autor español, se presentan a continuación las cinco leyes básicas de la serratología experimental.

1 Las canciones de Serrat ni se crean ni se destruyen, sólo se transforman. Efectivamente, aunque Serrat firme con justicia todos sus temas, un análisis serratológico demuestra que las experiencias que nos ofrecen sus canciones han existido desde siempre y siempre existirán. Eso sí, en cada momento de la vida "Aquellas pequeñas cosas" significa algo diferente para el oyente. Las canciones se van transformando con la sociedad: "Vencidos" ni se creó ni se destruirá, pero cambió por completo desde 1970 hasta hoy.

2 Toda canción de otros autores puesta al lado de una canción de Serrat experimenta una contracción inversamente proporcional a la cercanía de los otros autores con Serrat. "Sólo pienso en ti" es una obra maestra de la composición de canciones, pero si se acerca a "La aristocracia del barrio" se encoge ligeramente. Maravillas como "Así estoy yo sin ti" sufren una leve pérdida de masa cuántica puestas al lado de "Pare" o "De vez en cuando la vida". Otras canciones –¿para qué poner ejemplos?– simplemente desaparecen si se escuchan después de "La Saeta" o "Fiesta".

3 El área de los discos de Serrat no es pi multiplicado por el radio al cuadrado. Éste fue uno de los primeros y más desconcertantes descubrimientos de la serratología. Cuando midieron el área de los LPs, se sorprendieron al descubrir que la fórmula habitual de la superficie de los círculos no se aplicaba a estos casos. El área de "El sur también existe" alcanza varios miles de kilómetros cuadrados. Cuando se despliega en toda su extensión el disco "Mô" se consigue igualar la superficie del municipio de Mahón.

4 Las canciones de Serrat se mueven en órbitas elípticas respecto de cada espectador a lo largo de su vida. En efecto, la trayectoria de las canciones de Serrat no es lineal respecto de un observador externo. A veces "Hoy puede ser un gran día" se aleja, pero siempre termina regresando y volviendo a pasar muy cerca del foco. "Una de piratas" viene y va en ciclos regulares a medida que el oyente va cumpliendo años. A veces la órbita es muy pequeña –"Lucía"–. A veces es enorme –"Paraules d'amor"–. Que nadie se apene por la sensación de que una canción de Serrat se ha ido. Volverá.

5 "Mediterráneo" es el límite universal en la composición de canciones. En su conocimiento de la naturaleza, las ciencias van encontrando límites absolutos que no pueden ser superados. La temperatura más baja que puede existir en nuestro universo en -273,15 grados celsius. No se puede rebasar los 300.000 kilómetros de velocidad de la luz. "Mediterráneo" marca el máximo que puede alcanzar un escritor de canciones. Otras canciones, –por ejemplo, "Romance de Curro el Palmo" o "Sombras de la China"–, podrán acercarse de forma asintótica a "Mediterráneo", pero nunca superarlo. Por cierto, las canciones que más se acercan a "Mediterráneo" también son de Serrat.

Estos son únicamente los primeros descubrimientos de una nueva ciencia que tendremos ocasión de celebrar el próximo octubre en Asturias. Hasta entonces todos los serratólogos continuaremos investigando y amando –¿hay alguna diferencia?– una de los poquísimos fenómenos en los que todos los españoles estamos de acuerdo: la obra de Joan Manuel Serrat y la profunda gratitud por haber mejorado significativamente nuestras vidas.

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