El ensanche del vial Niembru-Barru implicará el derribo de 59 árboles

Llanes, E. G. CEA / R. DÍAZ

El ensanche y mejora de la carretera que une las localidades de Niembru y Barru, en el concejo de Llanes, implicará el derribo de 59 árboles, la mayoría de gran porte. El «Boletín Oficial del Principado de Asturias» (BOPA) de ayer, lunes, publicó un anuncio de la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio e Infraestructuras sobre la información pública de la expropiación de los bienes afectados por ese proyecto.

Los propietarios de las 136 fincas afectadas por la ampliación de la carretera Niembru-Barru tienen 15 días para formular alegaciones. Los planos parcelarios y demás documentación podrán ser examinados en el edificio administrativo de Servicios Múltiples del Principado de Asturias, en Oviedo, de 9.00 a 14.00 horas, así como en las dependencias del Ayuntamiento de Llanes.

El anunció del Gobierno regional fue contestado ayer por la Agrupación de Vecinos y Amigos de Llanes (Avall), que denunció el «grave impacto ambiental y paisajístico» que pueden suponer las obras. El colectivo vecinal, que preside María Paz Sainz, señaló ayer que la ejecución del proyecto implicará el derribo de, al menos, «46 robles, 5 encinas y otros 8 árboles ornamentales, en general ejemplares de notable porte y corpulencia».

Las talas de estos árboles, según Avall especialmente graves en el tramo entre Barru y el cruce con la carretera AS-263, en las cercanías de Celoriu, son «innecesarias y contraproducentes», por cuanto «afectan a un trayecto de carretera local y pintoresco, que debería preservarse en su integridad», por su pertenencia al ámbito del paisaje protegido de la costa oriental». Avall estima que esta actuación resulta «manifiestamente perjudicial» para la imagen turística de Llanes y «su pretendida y tantas veces vulnerada excelencia turística».

Vecinos de Llanes defiende que una «simple mejora del firme del trazado existente y un mayor esfuerzo en la integración paisajística del vial» serían «más que suficientes para garantizar la idoneidad del proyecto». Avall destacó que Barru y sus alrededores han sufrido «muy especial y negativamente la fiebre especuladora que asuela el concejo desde hace más de veinte años».