Andrés Carreño estaba ayer feliz y agradecido, porque el llamamiento de ayuda y apoyo a su tren turístico ha resultado un éxito. El empresario presentó en el Ayuntamiento 5.430 firmas que reclaman la continuidad del tren turístico de Llanes. Pero es que, además, el emprendedor ha recabado casi 18.000 visitas en su página web, con cientos de apoyos de llaniscos y descendientes de llaniscos que residen en diferentes países del mundo: Venezuela, México, Suiza, Bélgica, Francia, Alemania y un largo etcétera. Carreño, que llegó al Ayuntamiento a bordo de su tren (sin vagones) y con una pancarta que pedía "menos promesas y más trabajo", agradeció el respaldo recabado y reclamó a las autoridades de Llanes, una vez más, un permiso provisional para que su tren turístico pueda funcionar este verano.

Andrés Carreño ve "ilógico" que se le conceda una autorización provisional, más aún si se tiene en cuenta de que el Ayuntamiento no tiene entre sus planes conceder ese servicio este año. Carreño empezó a trabajar con su tren turístico en agosto de 2011, y lo hizo durante tres años, hasta que, en 2014, las autoridades llaniscas le retiraron el permiso, con la excusa de que se iba a sacar a concurso ese servicio.

Es verdad que el Ayuntamiento licitó el tren turístico, pero el concurso quedó desierto. Andrés Carreño ni siquiera se pudo presentar, porque se exigían "imposibles". Por ejemplo, un vagón para minusválidos homologado por Industria (sólo hay dos en España, uno en Terra Mítica y otro en un colegio de Guadalajara), que cuesta unos 40.000 euros. También se exigía que todos los asientos miraran hacia adelante y que tuviera puertas laterales, cuando su tren, por concejo de un experto, es distinto. Tal parecía que las bases del concurso habían sido ideadas para que Carreño no pudiera presentarse. Sólo se presentó una persona, pero, como el llanisco había anunciado, tampoco cumplió los requisitos.

El 7 de enero pasado, Carreño pidió un permiso provisional para trabajar en Semana Santa y en el verano. Le contestaron el 27 de marzo, con un rotundo "no". "Y ahí estoy, sin trabajo. Me dejan en la calle, después de haberme puesto todos los impedimentos del mundo", indicó. Carreño, de 54 años, fue especialista de cine, caballista y empresario. Su tren turístico le costó unos 50.000 euros. Pero lo tiene parado. Cuenta con todos los permisos en regla y al día (carnet de conducir de autobús, IVT, viñeta, seguro...), menos uno: el del propietario de la vía, el Ayuntamiento, para funcionar como negocio. Esto es, Carreño puede salir con su tren y circular sin problema por cualquier carretera que no sea una autovía o una autopista, pero tiene que viajar solo.

En los últimos años lo han "mareado" en el Ayuntamiento, mientras que en Tráfico le aseguraban que tenía todos los papeles en regla y que únicamente le faltaba la licencia municipal. Pero en el Ayuntamiento le seguían pidiendo documentos, incluso inexistentes, "como una tarjeta de transporte de la que los trenes turísticos están exentos. Aseguró que, acabada la "vía del diálogo", ya sólo le queda una salida: movilizarse. Y como no tiene "nada que perder", asegura que lo hará.