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Pasión fotográfica en Ribadesella

Jonathan Hevia disfruta con una cámara hecha a mano a semejanza de la que empleó su bisabuelo a primeros del siglo XX

Jonathan Hevia posa con la "minutera". P. M.

Jonathan Hevia nunca ha corrido en busca de la fotografía perfecta y ahora que la tecnología pisa el acelerador hasta el fondo, el riosellano va y se detiene ocho minutos para lograr una imagen llena de imperfecciones pero repleta de alma y corazón. Lo hace con una "minutera" que él mismo ha construido como la que en los años veinte del siglo pasado empleó su bisabuelo, Jesús Hevia. Descrita a grandes rasgos, se trata de un cajón de madera que guarda en su interior el mecanismo básico para tomar una fotografía y también los líquidos necesarios para revelarla. Lo de "minutera" viene por los minutos (alrededor de ocho) que el profesional tardaba en revelar la fotografía para entregársela a su cliente, un negocio que funcionó hasta los años sesenta.

El cuarto de los Hevia fotógrafos (tras su bisabuelo se dedicó al oficio su abuelo, Aureliano -más conocido como "Je"- y su padre, Pedro) llevaba "muchos años queriendo comprar una, pero no se suelen conservar porque como llevan los químicos dentro acaban estropeándose", explica el riosellano, al tiempo que describe el momento en que tomó la decisión: "pensé que la magia de esta cámara podía estar en hacerla yo mismo igual que se hacían antes". Así comenzó un estimulante viaje que le llevó a rogar a un carpintero que le vendiera un viejo cajón de madera y a colocar en su "minutera" el objetivo de una cámara que había pertenecido a su abuelo. A Hevia le gusta hacer las cosas "de la manera más artesana y respetando la calidad", por lo que empleó "piezas de un hórreo antiguo", logrando así una cámara de castaño que ha decorado con fotos antiguas.

Que haya tenido noticias, es el primer fotógrafo contemporáneo que lo hace en Asturias y ha despertado el interés de otros profesionales, también ansiosos de nuevas experiencias y quizás saciados de tanta tecnología. La "minutera" devuelve la carnalidad a la fotografía, permite vivirla y tocarla y alucinar con el sistema de enfoque hecho con tubos de cobre o de latón. "Lo que menos importa es si uno es bueno o malo, sino lo que disfrutas", relata Hevia, un padre enamorado de su hija de cuatro años y a la que ha hecho partícipe de todo el proceso.

Tanto el camino de construir la "minutera" como el de producir una fotografía están llenos del encanto que tienen las cosas que son de verdad. "Hay tantos factores que pueden alterar el acabado que es lo mágico. La imperfección, la suciedad, el enfoque... estamos tan hartos de tanta foto perfecta y con modelos irreales que das con algo así, que te transmite tal cual lo que ve, que lo hace mucho más real", desgrana Hevia. El actor riosellano Saturno Cerra y el fotógrafo ovetense Jorge Alonso fueron los primeros modelos de esta máquina de hacer magia en ocho minutos.

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