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Coraín mantiene viva la tertulia

Los vecinos se reúnen en el comedor del millonario Manuel del Dago, por donde pasaron expresidentes latinoamericanos

Los caminos de Coraín, en Cangas de Onís, son tan estrechos como los vínculos de amistad establecidos entre los siete vecinos que ocupan las tres casas habitadas de la localidad. Por eso cuando los fines de semana se juntan, sin excepción, para hacer una tertulia en el barrio de La Vega, el tema del ensanche es uno de los más recurrentes. Pero no es el único. También hablan, por ejemplo, de su vecino más entrañable, Manuel del Dago, un antiguo pastor de los Picos de Europa que se hizo multimillonario en Colombia y que en cuanto puede se escapa a su residencia asturiana para disfrutar del queso, la sidra y la tonada.

"A veces nos deja usar el mismo comedor en el que se reúne con gente como el expresidente de Colombia, Ernesto Samper o el de Perú, Alberto Fujimori, para hacer nuestros encuentros", resaltó la oriunda Josefina Simón del Dago. "Siempre pasa a saludar. La última vez que se quedó, entre febrero y abril, se llevó al marchar 17 kilos de gamonéu. Siempre lleva Covadonga y Asturias por bandera", apuntó Simón.

Junto a su marido, el abulense Juan José Gutiérrez , se instaló en Coraín hace cuatro años, aprovechando la jubilación. "Como esto no hay nada mejor. No cambio Coraín por nada", apunta Gutiérrez. Su afirmación no es baladí puesto que su trabajo de montajes eléctricos le llevó a viajar por medio mundo, desde Libia pasando por Sudáfrica o Emiratos Árabes. Su casa, situada en mitad del pueblo, es el punto de encuentro.

"Los sábados preparamos la comida en mi casa y bebemos sidra casera de un llagarín que tenemos. Nos juntamos todos y hacemos hasta baile, vienen incluso nuestros hijos Almudena y Juan José Gutiérrez", explicaron.

El matrimonio se instaló en el pueblo casi a la par que el cangués Guillermo Cimentada, que llegó hace cuatro años para hacerse cargo del mantenimiento de las fincas de Manuel del Dago y que reside en la casa del servicio, en el barrio de La Cuadrina. "Me tocó la lotería porque paga bien y encima vivo en un sitio ideal, muy bien comunicado, a sólo 7 kilómetros de Cangas -se llega por un desvío de la carretera que va a Labra- y donde la tranquilidad es absoluta", apuntó Cimentada, que disfruta de tradiciones vecinales como la de bajar a tomar el vermú los domingos a Labra. Los residentes trabajan a diario para mejorar las condiciones del pueblo. Entre sus últimas actuaciones destaca la colaboración con el Ayuntamiento cangués para recuperar la fuente de Les Piperes. Su próximo objetivo es restaurar el lavadero que hay debajo de la casa de Lali Alonso, conocido como "Zampoñil".

Una de las cosas de las que más orgullosos están los vecinos de Coraín, pueblo perteneciente a la parroquia de Abamia, es de la capilla que comparten con Sobrecueva y Parolu. Situada a 600 metros del pueblo, por su altura goza de una de las mejores vistas de Isongu, Corao o Següencu. Cada 2 de febrero se juntan allí los residentes de las tres localidades para hacer una misa en honor a Santa Eugenia. El inmueble cuenta con pinturas del siglo XVIII. En Coraín ya no queda ganado y con cuatro apartamentos y un hotel, el principal motor económico es el turismo "porque el que viene, repite", aseguran los vecinos.

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