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ANA FERNÁNDEZ | Presidenta de la asociación cultural "Iglesia de Moru", premio "Farín 2015"

"Para que se restaure el patrimonio es fundamental demostrar que nos importa"

"Queremos empezar en octubre la obra del suelo de la iglesia y, aunque todavía no tenemos todo el dinero, de alguna manera lo vamos a obtener"

Ana Fernández, ayer, en las inmediaciones de la playa de Santa Marina de Ribadesella. P. M.

Ana María Fernández Gutiérrez nació en Oviedo pero se considera riosellana, pues tanto su familia materna como paterna proceden del concejo. En 2008 fundó junto a su padre, Daniel Fernández Malvárez, ya fallecido, la asociación cultural "Iglesia de Moru", que acaba de ser distinguida con el premio "Farín 2015" que concede el colectivo "Amigos de Ribadesella".

-Empezaron en 2008 canalizando las esperanzas vecinales de recuperar la iglesia de San Salvador de Moru, en Nocéu, ¿qué ha pasado en estos ocho años?

-Todos los años hicimos una campaña de restauración más o menos ambiciosa y creo que lo fundamental de nuestra asociación es precisamente eso, que hemos acometido pequeñas tareas pero mantenidas en el tiempo. Trabajo en la educación y sabes que una única acción nunca provoca un cambio, tiene que ser una línea sostenida de trabajo. La clave de nuestra asociación es tener claro un objetivo e ir acercándote a él año a año. Vamos despacio pero con pasos firmes y así, lo que parecía imposible, incluso para nosotros mismos, que era techar la iglesia, fue una realidad el año pasado.

-¿Qué otras reformas se han hecho desde entonces en el templo?

-En 2008 se constituyó la asociación y al año siguiente hicimos la primera fase de restauración de las pinturas murales, en concreto el muro sur. En 2010 se repararon los muros y el tejado de la capilla mayor y se hizo un drenaje perimetral, todo esto para proteger las pinturas. En 2011 restauramos la mitad de las pinturas del muro norte y en 2012 la otra mitad. Entre 2013 y 2014 abordamos la cubierta.

-¿Qué será lo próximo?

-El suelo. Todavía no tenemos todo el dinero, pero queremos que la obra empiece el 1 de octubre. De alguna manera lo vamos a sacar, siempre lo hicimos y tenemos la voluntad clara de que así sea. Es una obra de una envergadura importante, con uno presupuesto en torno a los 20.000 euros. Tenemos 5.000 de subvención del Ayuntamiento de Ribadesella, algo más de 5.000 del Arzobispado y algo de dinero recaudado entre los vecinos. Estamos pendientes de poder conseguir una ayuda del Principado y también inmersos en una nueva campaña de captación de fondos. Vendemos lotería y tenemos que estudiar qué actividades podemos hacer para recaudar dinero. Si nos falla la ayuda del Principado y no podemos hacer el suelo completo, por lo menos el de la nave principal para poder usar el edificio. Nuestro objetivo es siempre mantener la restauración en marcha.

-Siempre que se han visto sin fondos de las instituciones se las han ingeniado para conseguirlos de donde fuera, ¿son un modelo a seguir en este panorama de crisis?

-Esto es cuestión de opiniones, pero lo que tengo claro es que lo fundamental para que las administraciones, en esta caso la regional, restaure es que la ciudadanía demuestre que el patrimonio nos importa. Lo natural es que las administraciones públicas se impliquen porque son las responsables, lo dice la ley. Desde la ciudadanía no se puede entender es que una Administración regional no tenga ningún mecanismo que permita acceder a dinero público para restaurar el patrimonio desde el año 2010, cuando se convocaron las últimas subvenciones. ¿Cómo es posible que una administración que es responsable del cuidado del patrimonio lleve cuatro años sin poner a disposición una partida de dinero a la que puedan acceder asociaciones y particulares para restaurar el patrimonio? Creo que lo ideal en este asunto es que todo el mundo ponga lo que esté en su mano. Hay que tener en cuenta de qué recursos se dispone y las posibilidades de una parroquia como la de Moru, con una iglesia en desuso desde que quemó en el año 1936.

-En lo del cariño y el apego al patrimonio sí que son ejemplares en Moru...

-Sí, la parroquia es ejemplar en el cariño, el compromiso y la responsabilidad que demostró hacia su patrimonio y su iglesia. Me encanta hablar con los vecinos sobre el tema porque estos sentimientos traslucen. La gente recuerda ver quemar la iglesia y fue un horror para los de todas las ideologías y creencias. Recuerdan la agresión que supuso la quema, el desplazar el culto tan lejos de las casas, lo que suponía cargar con difuntos en andas hasta El Carmen, etcétera. Esto generó ese sentimiento de injusticia, de "esto lo hay que reparar" y lo maravilloso fue que desde entonces no perdieron el interés. Cuando era una niña me preguntaba cómo lo iban a arreglar, porque no lo veía posible ni factible y ese no perder la esperanza era admirable. Los vecinos no se resignaron a que la iglesia estuviera así y para mí eso es una marca de identidad de Moru. Es lo que más orgullo te da, no tanto lo conseguido sino la voluntad de intentarlo.

-En la asociación "Amigos de Ribadesella" han reparado en este y otros aspectos y les han concedido el premio "Farín 2015", ¿qué supone este reconocimiento?

-Que se reconozca el esfuerzo que estamos haciendo por cuidar el patrimonio del pueblo hasta el punto de que nos concedan este premio y homenaje de este tipo para nosotros es un orgullo y un espaldarazo tremendo. Es una gran satisfacción ver que la iglesia de Moru va poco a poco mejorando, pero que los vecinos consideren que por eso somos merecedores del premio más prestigioso que da la ciudadanía de Ribadesella es para nosotros un orgullo y una alegría tremendos. Quién nos vio empezar hace cuatro días que no sabíamos a dónde íbamos a poder llegar y de repente somos el premio "Farín" de este año.

-¿Cuáles serán los próximos pasos de la asociación en la recuperación de la iglesia?

--Queremos poner la luz, pero es un tema que de momento está en manos del Ayuntamiento de Ribadesella. Sabemos que el proyecto es instalar paneles solares, pero estamos un poco a la expectativa. Lo fundamental a partir de ahora para nosotros van a ser las pinturas. Este año queremos arreglar el suelo porque estructuralmente es lo que nos queda, el resto de la estructura de la iglesia ya está en condiciones de uso. Queremos centrarnos en las pinturas, un asunto que es urgente también porque la colonización vegetal está dañando los colores. A partir del año que viene pretendemos avanzar fuertemente con las pinturas para que se puedan disfrutar, hay un pantocrátor impresionantemente guapo que está allí medio oculto. Para esto, claro está, necesitamos que la sociedad, el tejido empresarial y las instituciones sigan colaborando con nosotros para hacer de este sueño una realidad completa.

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