Los baños en la playa de Santa Marina, en Ribadesella, son desde ayer un poco más seguros. Al equipo de socorristas que la vigila desde mediados de junio se ha unido uno que reduce en un tercio aproximado el tiempo de intervención. Se trata de un dron que, controlado por un socorrista, lanza dos flotadores a quien está pasando dificultades en el agua.

Si del paseo marítimo a una de las bollas que flotan en el arenal riosellano "un socorrista tarda unos tres minutos, el dron llega en uno", explicó Alejandro de Diego, jefe de playas y uno de los dos "pilotos-socorristas" con los que cuenta Santa Marina. La actuación del dron no evita la del socorrista, sino que éste puede llegar con la tranquilidad de que el bañista ya cuenta con un elemento flotante que le está ayudando. Esto sucederá siempre que el bañista no esté en un estado inconsciente, pues aunque esté herido tendrá alguna forma de agarrarse al flotador.

Herramienta de ayuda

El dron, que opera en en sólo cinco playas de toda España, "no sustituye al socorrista, sino que es una herramienta que le ayuda", explicó De Diego antes de añadir que los profesionales actúan mejor cuanto menos cansancio y fatiga tengan. Lo mismo sucedió con la incorporación del quad al equipo, pues el estado en que llegan al bañista si tienen que portar con el desfibrilador, por ejemplo en un caso de infarto, era mucho más fatigoso cuando no tenían el vehículo. Ante una alerta, el "piloto-socorrista" enciende el dron, que controlará a partir de ese momento a través de una emisora con pantalla, cuya cámara está situada entre ambos flotadores. "Cuando lo sitúas el 'gps' deja estático el funcionamiento del aparato y abrimos el sistema que deja caer los flotadores", relató el jefe de playas. Se trata de un "aparto muy sencillo, fácil de volar si tienes algo de práctica", apunta el socorrista, quien tuvo que realizar, junto a su compañero Gabriel García -segundo jefe de playas- un curso intensivo para aprender a manejar el aparato y convertirse en "piloto de drones".

El nuevo miembro del grupo no dejó indiferentes a los bañistas y paseantes de ayer en Santa Marina, que se acercaron con curiosidad a los socorristas, en varias ocasiones para preguntarles si lo iban a volar.