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Ribadesella, cuna de la Prehistoria

Jordá y Álvarez retoman la investigación en la cueva de El Cierro, ocupada durante 40.000 años y con una de las secuencias más completas del Cantábrico

Jesús Jordá, ayer, a la puerta de la Casa de Cultura de Ribadesella. P. M.

La cueva de El Cierro, en Ribadesella, estuvo ocupada durante 40.000 años desde el Paleolítico Medio hasta el Mesolítico y presenta una de las secuencias de poblamiento humano más completas de la cornisa cantábrica. Esta es una de las conclusiones a las que Jesús Jordá (profesor de la UNED) y Esteban Álvarez (Universidad de Salamanca) han llegado al retomar las investigaciones que en los setenta realizaron Francisco Jordá Cerdá y Alejandro Gómez Fuente. Lo hacen en el marco de un proyecto de investigación liderado por Pablo Arias, de la Universidad de Cantabria.

Estos trabajos quedaron incompletos y en 2014 los retomaron los dos primeros investigadores, que en junio realizaron la última excavación en El Cierro y que participan en el segundo Ciclo de conferencias sobre Prehistoria, organizado por "Amigos de Ribadesella", que comenzó ayer. Continúa y concluye esta tarde en la Casa de Cultura a las 19.30 horas.

"Hemos estado excavando y limpiando la estratigrafía, el perfil donde se ven todas las capas, desde más antiguas hasta mas recientes", describe Jordá, miembro del equipo que también tomó muestras para conocer los sedimentos, la vegetación y la fauna, entre otros aspectos. La secuencia de la gruta riosellana comienza "en el final del Paleolítico Medio, cuando los últimos neandertales ya estaban aquí". No se han encontrado restos de industria lítica del Musteriense (la cultura de este momento ), pero sí huesos con marcas de cortes antrópicos, por ejemplo. Esta datación, la más antigua, se mueve entre los 40.000 y los 50.000 años. Por encima han encontrado toda la secuencia del Paleolítico Superior, cuando la cueva ya estaba ocupada por el hombre moderno, el homo sapiens. Dentro de este periodo, El Cierro cuenta con evidencias de las ocupaciones de las culturas Auriñaciense, Gravetiense, Solutrense y Magdaleniense Inferior, "el que más se conoce y del que procede la escápula grabada que está en el Museo Arqueologíco de Oviedo", puntualiza Jordá.

Por encima del Magdaleniense Inferior han hallado los concheros, unos depósitos a los que se podría llamar basureros y a los que los pobladores arrojaban los restos de moluscos, cangrejos, peces y hasta oricios, además de piezas de caza. El primero de los concheros data de finales del Paleolítico Superior, de un periodo conocido como el Aziliense.

Por encima está otro conchero, ya del Mesolítico (cultura Asturiense) y fechado en torno a los 8.000 años antes de nuestra era. Estas capas presentan una "secuencia de ocupación humana muy larga", describe el prehistoriador, no sin antes advertir de que la gruta no tuvo pobladores en todos los momentos, aunque sí gran afluencia de habitantes durante esos últimos 40.000 años.

Que la cavidad riosellana presenta una de las secuencias "más importantes" de la cornisa Cantábrica es algo que "en los setenta se intuía y ahora se sabe. Entonces no se vio que hubiera Paleolítico Medio, ocupación neandertal, y tampoco Gravetiense o Auriñaciense. Ahora ya lo sabemos", concluye Jordá. Los investigadores han excavado en el interior de la cueva y también en el exterior, en una depresión cerrada delante de la cavidad. Lo hicieron "para buscar el hábitat de quienes generaron el conchero durante el Asturiense", señala el prehistoriador. El trabajo dio sus frutos, pues encontraron dos picos asturienses en esta superficie al aire libre y "probablemente exista una ocupación Asturiense que se pueda documentar en esa zona exterior".

El trabajo de Jordá y Álvarez dará lugar a varias publicaciones internacionales "de impacto", como lo explican en terminología científica. Algunas ya están en prensa y están elaborando otras y todas supondrán un paso adelante en el conocimiento. Aunque sin pretenderlo, también continuarán destacando a Ribadesella en el mapa de la prehistoria.

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