Entre la mar y la mina. Así transcurrió la industria en el Lastres del siglo XIX, cuando el puerto local servía para sacar el carbón que se extraía del yacimiento de la localidad de Carrandi. Esta parte de la historia local, mucho menos conocida que la vinculada al sector pesquero, aflora estos días en la sextaferia que un grupo de vecinos lleva haciendo durante todo el verano, cada vez con más ilusión y ahínco por lo que están descubriendo entre la maleza.
"Forma parte de la historia de Lastres y además está en un sitio espectacular", explica el presidente de la Asociación de Vecinos, Ángel Moro, uno de los participantes más entusiastas en la limpieza colectiva. Provistos de hoces, rastrillos y poco más una decena de lastrinos empezaron en julio a despejar los primeros 200 metros de la senda proyectada entre las playas de El Astilleru (en Lastres) y La Griega (en la parroquia de San Juan). Ahora que llevan más de 2.000 metros lamentan que un lugar tan privilegiado esté enterrado bajo la maleza.
El área recreativa de la senda está proyectada un poco más adelante, pero este lugar bien podría ser de esparcimiento, "aprovecharse para aparcamientos, con la carencia que hay", subraya Moro y, desde luego, ser un atractivo más de la villa. El mineral se cargaba en "cajilones" a través de las tolvas, el primer resto que descubrieron los vecinos. Estas vagonetas se deslizaban por un cable ladera abajo hacia el mar, al mismo tiempo que las torretas iban ganando altura para mantener el trazado. Al final de aquella especie de "tirolina" estaban los cargaderos, unas estructuras de las que todavía hoy queda rastro frente a la misma playa de El Astilleru. En este punto final se abrían los "cajilones" y el carbón caía en los barcos que lo transportarían al puerto de El Musel y a Bilbao pero al ser un proceso muy costoso y de bajo rendimiento a mediados del siglo XX las instalaciones de Lastres ya estaban en desuso y el carbón se llevaba por carretera al puerto de Ribadesella.