La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Un puente digno para el último molino de Llanes

El maltrecho paso de la Huera de Meré ha vuelto a ser reconstruido por los hermanos Riestra y varios vecinos tras la riada de marzo

Benigno Fernández pasando la molienda sobre el nuevo puente. E.G.C.

No resulta sencillo acceder al único molino que en la actualidad funciona a pleno rendimiento en el concejo de Llanes. En la época de la recuperación de lo antiguo, de la revalorización de elementos culturales y etnográficos que conecten el presente con el pasado de nuestros ancestros, ninguna administración, desde hace ocho años, ha movido un solo dedo para que el acceso al molino de la Huera de Meré sea digno.

Al frente del mismo está Jesús Riestra, quien sigue la saga su padre, Benjamín Riestra Amieva, de 92 años, el cual dedicó su vida a esta actividad y estuvo al pie del cañón hasta 2012. La última vicisitud vivida en el molino aconteció el pasado 25 de marzo cuando el temporal desbordó el río Las Cabras y la fuerza del agua arrancó el puente artesanal levantado por los hermanos Riestra en 2010. Hace siete días, con la ayuda de vecinos y lugareños, erigieron un nuevo paso a base de troncos de pláganos y tableros.

"Menuda autopista que habéis montado aquí", señaló en la mañana de ayer el riosellano Benigno Fernández mientras transitaba por encima del improvisado puente con la molienda sobre una carretilla. La posibilidad de que la Confederación Hidrográfica o alguna administración pública se ponga manos a la obra para facilitar la construcción de un puente en condiciones que permita el tránsito seguro de personas (junto al río, por la parte donde está el molino, pasa el camino real), o incluso vehículos para descargar la molienda, no está contemplada en estos momentos por Jesús Riestra. El último paso en condiciones estuvo en pie entre 1983 y 2010 y contaba con 2,5 metros de ancho.

El único apoyo al molino por parte de una administración lo dio el Ayuntamiento de Llanes en 1983 tras las recordadas inundaciones de aquel año. El Consistorio, comandado en aquel momento por José Enrique Rozas Guijarro, proporcionó los materiales con los que se hizo el último puente seguro que hubo en este lugar. La construcción, destruida en 2010 tras las inundaciones de junio de ese año, se hizo con seis raíles de tren y dos vigas de madera. Desde ese momento todo han sido largas, buenas palabras y nulas acciones para dar una solución al problema de la falta de seguridad. Hasta en dos ocasiones han caído personas al río con la molienda y muchos otros se han llevado un buen susto.

El molino, mientras tanto, sigue funcionando a diario, y al mismo acude gente de toda la comarca e incluso desde Pravia. Entre el 26 de marzo y el 1 de abril, Riestra, para cruzar el río, se vio obligado a dar un rodeo hasta la localidad de Meré en todoterreno. Con la molienda a cuestas a través del camino real. La odisea ha sido grande.

"No pedimos ni un puente grande ni una pasarela, solo un paso en condiciones. Con que nos hagan unas escolleras de piedra en las orillas del río nos conformamos. De lo demás ya nos ocupamos nosotros", sostienen los hermanos Riestra, verdaderos guardianes de una tradición y de una forma de vida ignorada por las administraciones que dicen defenderla.

Compartir el artículo

stats