El Ayuntamiento de Cangas de Onís puso ayer en marcha los trabajos para concluir la segunda fase de urbanización de la calzada de Ponga, que discurre paralela a la Avenida Castilla. El Consistorio ya había semipeatonalizado el pasado verano el primer tramo de la calzada, en su frente con la plazoleta de San Pelayo hasta el entronque con la calle Ramón Zaragoza, que carecía de aceras anchas. La actuación supuso una inversión de unos 25.000 euros.

Los trabajos que ayer comenzaron se centran en poner aceras en la parte inicial del entronque que conecta con la calle Cárcel. El objetivo de esta actuación no es otro que el de mejorar la seguridad de los numerosos peatones que a diario usan la vía, que conecta con equipamientos como el centro de salud o la Casa de Cultura.

Según explica el alcalde cangués, José Manuel González Castro (PP), la urbanización de la calzada de Ponga supone "saldar una deuda histórica con los vecinos, que llevaban años quejándose de que las aceras eran muy estrechas". Y es que en algunos tramos apenas se llegaba a los sesenta centímetros de ancho. El regidor cangués defiende que la medida permitirá ganar accesibilidad. "Por su estrechez e inclinación pronunciada, en la práctica era difícil la circulación de personas mayores, carricoches o usuarios de sillas de ruedas", reflexiona. Cuando las reformas concluyan se espera que el ancho real de la acera ascienda en todo su recorrido hasta el metro y medio.

La calzada de Ponga cuenta con una longitud de 440 metros desde su inicio en la calle San Pelayo hasta su final en la intersección con la Avenida Castilla. Está prevista una tercera fase de obras de mejora para completar la urbanización, una actuación que previsiblemente comenzará en un par de semanas.

Las mejoras del vial, que era la antigua vía de comunicación de la ciudad con Castilla, están siendo ejecutadas por operarios del Ayuntamiento de Cangas de Onís.