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"A las cuevas, siempre bien acompañado"

Cincuenta efectivos de la Guardia Civil de montaña de varios puntos de España participaron ayer en Cabrales en la simulación de un rescate en una sima a 400 metros bajo tierra

Así fue el espectacular simulacro de rescate de la Guardia Civil en la sima de Cabrales

Así fue el espectacular simulacro de rescate de la Guardia Civil en la sima de Cabrales

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Así fue el espectacular simulacro de rescate de la Guardia Civil en la sima de Cabrales Cabrales, Emilio G. CEA

Cincuenta efectivos de la Guardia Civil de montaña llegados de diversos puntos de España tomaron parte ayer en Cabrales en unas prácticas que simulaban el rescate de un espeleólogo atrapado en una sima a 400 metros de profundidad con el fémur roto y un fuerte golpe en la espalda. El despliegue de medios fue espectacular con el objetivo de dar el mayor realismo posible a la intervención. En la práctica, coordinada por el teniente Pablo Villabrille, jefe del Servicio de Montaña de la Guardia Civil de Cangas de Onís, estaba también presente el coronel del servicio de montaña de la Guardia Civil, Ramón Campillo del Río.

"Lo más difícil de este tipo de rescates es el agua, lo cual complicaría mucho, así como la coordinación, pues existe un solo punto de entrada y otro de salida", señaló Campillo, experto en rescates y simulacros en simas desde el año 1992. Lo infrecuente de este tipo de intervenciones hace que una buena práctica lo más real posible sea muy importante. "La gente que practica este deporte es consciente de la enorme dificultad que tiene un rescate y toman muchas precauciones. Para lo complejo de la actividad se dan pocos accidentes", dijo. "En toda España, en un año, puede no haber ningún rescate de este tipo o, si lo hay, es en una zona poco profunda. Un rescate a partir de los 200 o 300 metros de profundidad ya requiere movilizar a este personal y material. Estos entrenamientos son importantes para que todo este listo cuando sea necesario", señaló Villabrille en el puesto de mando.

La importancia de entrar a estas cavidades con especialistas fue subrayada por ambos. "A una cueva hay que entrar con buena compañía y con gente que sepa de qué va esto. Si vas con cualquiera, puedes acabar mal", subrayó Campillo.

La cavidad sobre la que se llevó a cabo la práctica tiene tres sectores. El primero baja hasta los 200 metros de profundidad y es sensiblemente vertical, para luego pasar a un tramo horizontal de aproximadamente un kilómetro que da acceso a un último tramo que baja 200 metros más.

Testigo de excepción de los preparativos previos a la práctica fue María Campillo, quien tejía sin parar junto a su cabaña calcetines de todos los tamaños mientras contemplaba el trajín de guardias civiles.

La de ayer fue el segundo entrenamiento de estas características que tiene lugar en Cabrales en las últimas fechas, pues la semana pasada tuvo lugar otro similar con otros cincuenta especialistas.

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