"Trabajo, dedicación y suerte". Manuel Cueto está muy orgulloso de su vaca "Galana", la gran campeona de la XXXIV Muestra de raza asturiana de la montaña que ayer se celebró en el Castañéu, en la localidad canguesa de Corao, donde el sector clamó unido, una vez más, contra los ataques del lobo.

La res ganadora, de la ganadería "Ana María Gutiérrez", de La Franca (Ribadedeva), ha sido criada en la explotación, por lo que la satisfacción de sus dueños no podía ser mayor. Cueto afirma que "no hay secreto" para criar a una casina que reúna las condiciones para ganar un certamen como el de Corao, pero achacó su éxito al "trabajo" de los ganaderos. Y, si buena fue la vaca ganadora de la muestra, desde luego el toro no lo fue menos. "Sandungu", un ejemplar de unos 1.000 kilos propiedad de Alberto Remis, se llevó el galardón gracias a los cuidados que recibe de sus propietarios en Cuerres de Llenín.

Así, "Galana" y "Sandungu" destacaron entre los 247 ejemplares de casina que, divididos en 25 machos y 222 hembras, luchaban por imponerse en el certamen organizado por la Asociación de Criadores de Raza Asturiana de la Montaña (Aseamo). Francisco Cueto, técnico de la asociación, cuenta que la importancia de esta muestra radica, sobre todo, en lo que representa. "Las casinas estuvieron casi en peligro de extinción porque en 1991 había en control 300 animales, mientras que hoy hay unos 20.000", cuenta Remis, quien aplaude el esfuerzo de los ganaderos, apoyados por el Principado y el Gobierno de la nación, para recuperar la población de esta especie autóctona de la región.

Pero las casinas no fueron las únicas visitantes ayer en Corao. Allí se dieron cita también 135 cabras bermeyas, divididas en 111 hembras y 24 machos, para participar en el XVIII Concurso nacional de cabra bermeya, organizado por la asociación de criadores de esta especie de cabra, Acriber. En este concurso, el campeón nacional adulto fue "Ares", propiedad del piloñés José Manuel Vallina. Por su parte, entre las hembras la mejor considerada fue "Rubia", propiedad de Jesús Pérez.

En total, fueron 41 las ganaderías que se dieron cita ayer en Corao para participar en ambos concursos. "Para llegar con las vacas a la muestra en buenas condiciones, echamos muchas horas encargándonos de ellas", cuenta el piloñés Armando Gutiérrez, que acudió con 10 de sus mejores reses. Pero, entre tanto ambiente festivo, también hubo tiempo para la reivindicación en la localidad canguesa. Y es que, entre los ganaderos y criadores, el lobo estuvo muy presente ayer en las conversaciones, ya que muchos de ellos decían haber tenido problemas por sus ataques.

"El lobo nos está acabando con todo", lamenta Miguel Ángel Alonso, quien cuenta que este año ha perdido a una buena parte de sus animales. "De 51 ovejas, me mató a 27", recuerda el cangués. Los mismos problemas tiene Maikel Peri, que acudió a Corao con 12 de sus cabras bermeyas. "El secreto para tener la mejor cabra es que se salve del lobo", contaba con ironía el joven, ya que es otro de los afectados por los ataques. Unos ataques que, explica, les salen caros económicamente porque la muerte de sus animales les obliga a "gastar dinero en machos" para poder seguir mejorando su explotación.

Fiesta y reivindicación a partes iguales en un día en el que las casinas y las bermeyas fueron las protagonistas absolutas en el concejo de Cangas de Onís.