Las cuevas de Llonín y de Coímbre, ubicadas en el concejo de Peñamellera Alta, no se podrán visitar a medio plazo, asegura la directora general de Patrimonio Cultural, Otilia Requejo, quien ayer estuvo en Alles en compañía del regidor local, José Antonio Roque, y de la arqueóloga del Principado Gema Adán, para visitar las ruinas de la iglesia románica de San Pedro de Plecín. Ambas cavidades contienen importantes muestras de arte rupestre en su interior. La cueva de Llonín es Patrimonio de la Humanidad junto a las de Tito Bustillo (Ribadesella), La Peña (Candamo), La Covaciella (Cabrales) y El Pindal (Ribadedeva).

"No es real la posibilidad de que ambas cuevas puedan ser visitadas", señala Requejo. La directora general de Patrimonio, arqueóloga de profesión, recuerda que el Principado está desarrollando desde hace un año, en colaboración con la Universidad de Oviedo, un estudio pormenorizado de las cuevas asturianas con arte rupestre para conocer al detalle sus condiciones de conservación. "Se debe mantener en estos lugares un equilibrio por lo delicado de las representaciones artísticas que albergan en su interior, y ver sin son compatibles con el acceso y las visitas públicas", dice Requejo, que subraya que lo que prima en este tipo de espacios es, por encima de todo, la conservación: "Son lugares muy sensibles".

Por su parte, José Antonio Roque (Foro) asegura que está a favor de las visitas siempre y cuando sean compatibles con la conservación. "Sería positivo poder abrirlas a un cierto número de personas, pero somos conscientes de que lo primero es el mantenimiento de ese patrimonio", indica el regidor de Peñamellera Alta.

La cueva de Llonín, joya del Paleolítico Superior, fue descubierta en 1957 por Francisco y Manuel Monje, dos queseros de la zona. Magín Berenguer, en el año 1979, realizó el primer estudio sobre el arte rupestre de la cavidad, con más de un centenar de representaciones. El catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo Javier Fortea, fallecido en 2009, llevó a cabo varios estudios en su interior en colaboración con la Consejería de Cultura.

El yacimiento arqueológico de Coímbre fue descubierto en el año 1971 y contiene en su interior grabados y pinturas correspondientes al periodo magdaleniense.