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Los asistentes a la despedida de Sepi Fernández en Infiesto: "Aquí dejas marca"

"No se puede creer, es un dolor muy grande", claman consternados los amigos del piloñés, muerto de forma natural a los 42 años cuando dormía

Piloña despidió ayer a uno de sus vecinos más queridos, José Antonio Fernández Prieto, más conocido como "Sepi", que falleció el domingo en su domicilio de Infiesto, con apenas 42 años de edad.

El hombre, que desde hace aproximadamente un lustro trabajaba como operario de producción en la quesería Lafuente de Arriondas, acababa de ser padre y gozaba en principio de buena salud, por lo que su pérdida causó gran conmoción no sólo en el municipio si no también en la comarca oriental.

Fue su mujer la que dio la voz de alarma a los vecinos, extrañada al ver que Fernández no se levantaba de la cama en la mañana del domingo. La autopsia confirmó que se trataba de una muerte natural. El piloñés estaba casado con Amalia San Miguel, también muy querida en el municipio, y tenía previsto reincorporarse precisamente ayer a su empleo tras disfrutar de la baja por paternidad. Su única hija, Lía, era su debilidad.

La celebración religiosa de su despedida tuvo lugar ayer por la tarde en la iglesia parroquial de Infiesto, donde costaba encontrar un asiento vacío para sentarse. De hecho, muchos feligreses tuvieron que quedarse de pie porque no había sitio para todos. La misa, que corrió a cargo del párroco Manuel García Velasco, fue solemne y rápida, pues no alcanzó la media hora de duración. No hubo sermones ni acompañamiento musical de coro u órgano por deseo de sus allegados, que optaron por la máxima sencillez y discreción para llevar su duelo. Lo que si hubo fue decenas y decenas de vecinos que quisieron mostrar su apoyo público a los familiares en unos momentos tan duros. Tras la ceremonia religiosa "Sepi" recibió sepultura en el cementerio de Infiesto, ubicado cerca de Ferreros.

Quienes tuvieron la oportunidad de conocerle destacan su calidad humana y su afán de superación en el trabajo. Entre los asistentes al funeral en Infiesto figuraban muchos de sus compañeros de plantilla de la quesería Lafuente, que describieron a Sepi como "un hombre callado, reservado y muy prudente pero que siempre estaba ahí para echar una mano en lo que necesitaras". Asimismo destacaron que "no lo había más sencillo y humilde y por eso en la fábrica se ganó el cariño de todos".

Además de su bebé y su mujer, con la que comenzó una relación hace muchos años, otra de las grandes pasiones de Fernández era la pesca, que practicaba siempre que tenía ocasión aunque nunca llegó a formar parte del club de aficionados de Piloña.

Los mensajes de pésames a la familia a través de las redes sociales, de las que "Sepi" no era un gran aficionado -carecía de cuenta abierta en ninguna de las principales- no dejaron de sucederse durante todo el día de ayer. El tanatorio de Infiesto también estuvo lleno a rebosar durante toda la jornada. "No se puede creer, es un dolor muy grande. Tenía todo lo mejor y una vida por delante. Qué injusta es la vida", señalaba una conocida del finado tras la misa por su descanso. "Allá donde estés que no te quepa duda que aquí dejaste marca Sepi", indicaba. Al igual que ella, centenares de amigos y vecinos lamentaron este deceso prematuro de José Antonio Fernández y ya han empezado a echar le en falta. Sin duda deja una profunda huella entre los suyos.

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