Vecinos de los municipios de Amieva y Ponga aseguran sufrir un gran "aislamiento" como consecuencia de las obras de reparación de hundimientos en la carretera del Pontón (N-625), que dificulta el paso de vehículos de gran tonelaje por Campurriondi. "Impiden el transporte de animales, de pienso, de hierba, una cuba de hormigón para hacer obra o incluso para la recogida d animales muertos, generando una gran incomunicación" apuntan los lugareños, que tienen que dar un rodeo por la carretera de Ponga (PO-2).

El Ministerio de Fomento comenzó en abril los trabajos para rehabilitar la vía a la altura de Campurriondi, muy deteriorada tras el temporal que asoló a toda la región en enero y provocó el desbordamiento del río Sella. Para ello, hasta nuevo aviso es preciso realizar el corte total al tráfico de la carretera entre los kilómetros 140,3 al 140,4, de lunes a viernes, desde las 8.00 hasta las 20.00 horas. Fuera de ese horario los transportes grandes también tienen prohibido circular, lo que según los vecinos causa "grandes trastornos a la economía local". Por ello defienden la necesidad de que se agilicen la reparación trabajando, si es preciso, incluyendo el nocturno con focos. No obstante, por despiste o falta de información ya se han registrado casos en Campurriondi en los que autobuses se han quedado atrapados, provocando embotellamientos de tráfico, al no tener espacio suficiente para maniobrar.

La previsión del organismo estatal es la de concluir, a la mayor brevedad, la construcción de unos voladizos de hormigón para reponer el ancho total de la calzada. Antes de las vacaciones de Semana Santa ya se había registrado una primera intervención en la zona con el fin de colocar mallas de seguridad en los taludes que protegieran tanto a los usuarios de la vía como a los trabajadores de posibles desprendimientos de piedras. Se calcula que la inversión superará el millón y medio de euros. Los vecinos llegaron a manifestarse en varias ocasiones por el mal estado de la vía.