Los ríos Ponga y Taranes tienen desde ayer nuevos inquilinos: dos mil crías de salmón y unas mil quinientas de trucha. La repoblación fue llevada a cabo en Mestas (Ponga) por miembros de la Dirección General de Biodiversidad de la Consejerìa de Infraestructuras, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente, en colaboración con la sociedad de pescadores El Esmerillón, que aprovecharon la ocasión para ofrecer una charla didáctica a los niños que se encontraban por la zona.

El objetivo del coloquio no era otro que el de concienciar a los menores sobre el valor de ambos peces y que aprendieran a diferenciarlos. En el mismo intervinieron el director del parque natural de Ponga, Rafael Fernández, y el guarda mayor de especies silvestres del Principado de Asturias, Santiago Traviesa. "La gente no sabe que hay salmones en ríos como el Ponga y se los lleva a casa de manera inconsciente pensando que son truchas porque cuando son alevines cuesta diferenciarlos", indicó este último. Para evitar este tipo de interferencias, Traviesa dio claves a los niños que les permitan distinguirlos: el salmón tiene las pintas más marcadas y la cola más escotada. "Así, si vais a pescar con vuestros padres o al río a bañaros, podréis daros cuenta y protegerlos porque los salmones son oro y la de alevines es una de las etapas más sensibles de su vida", subrayó. Los peces fueron soltados en la cabecera del río Ponga, donde está previsto que en el futuro suban a desovar, cerrando su ciclo vital. "Hay gente que paga por ir a ver salmones a Canadá. Nosotros somos unos privilegiados por tenerlos al lado de casa", dijo.

Por su parte, las truchas, que fueron criadas por la sociedad El Esmerillón en su piscifactoría de Romillín (Parres), tenían la cola marcada, ya que formarán parte de un estudio para comprobar la viabilidad de las repoblaciones llevado a cabo por el Principado. "Se hacen seis o siete pruebas al año desde hace cuatro para ver la aportación que se hace al río, y los resultados están siendo positivos: la media en Asturias es de entre el 20 y el 40% de ese rango concreto de edad", indicó Traviesa.

Tras la charla, llegó el momento de liberar a los ejemplares. De esa tarea se encargaron jóvenes como las hermanas madrileñas Ana y Raquel Zarzuela, que pasan unos días de vacaciones en Sobrefoz. "Nunca habíamos visto un salmón vivo tan de cerca y nos ha parecido muy interesante", resaltaron. En la misma línea se expresó el parragués Gabriel Llera, que a sus 10 años ya cuenta con licencia de pesca. "Los consejos que nos dieron fueron muy útiles", concluyó.