El Ayuntamiento de Ribadesella se encargará de gestionar la zona azul. La reducción de la previsión de plazas, de las 303 iniciales a las 69 finales, en las calles Comercio y Manuel Caso de la Villa, ha hecho que la propuesta municipal no resulte atractiva para ninguna empresa. Así las cosas, el gobierno local que preside Ramón Canal ha decidido que sea la propia Administración local la que se encargue de gestionar el estacionamiento de pago que, por primera vez, se implantará en el concejo de Ribadesella, pero que ya existe en otros lugares turísticos como Llanes o Cangas de Onís.

Una comisión creada ayer estudiará la modificación del sistema, que ya desvincula cualquier opción privada de la medida. "Pondremos medios propios, que no serán más que comprar tres máquinas expendedoras de tickets, colocar señales donde corresponda, pintar las zonas para delimitar los espacios y que el personal municipal se encargue del control horario", explica el regidor.

La intención, según el alcalde, es ponerlo en marcha la próxima Semana Santa "porque, además, nos servirá para probar la iniciativa antes del verano", que es cuando se prevé que la presencia de vehículos sea masiva. La zona azul de Ribadesella, asume Canal, "no va a ser rentable, es evidente, y por eso no la querría ninguna empresa privada, pero no buscamos la rentabilidad: lo que queremos es que los vehículos roten para que haya agilidad en el tráfico y comodidad para aparcar". Habrá algún cambio en la disposición de las plazas actuales en las dos vías afectadas por la zona azul, y se verán reducidos los espacios destinados a carga y descarga, que serán desplazados, no eliminados.

El plan de estacionamiento de pago llega a la villa años después de ser anunciado y con variaciones en la idea inicial, que pasaba por incluir 234 plazas en lo que dio en llamarse zona naranja. Este espacio comprendía el entorno de la playa, concretamente las calles Dionisio Ruisánchez y Ramón y Cajal, parte de la carretera de San Pedro y un aparcamiento de la playa de Santa Marina. Se establecía allí un máximo de cuatro horas de aparcamiento que costaría cuatro euros. Para los residentes de la zona se crearía un bono con el que no pagar. Finalmente, el actual gobierno descartó esta opción y apostó únicamente por la zona azul en solo dos calles del centro de Ribadesella.