La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Posada llora a Luis Lobo, emblema del comercio local y una “institución” en la comarca oriental

Hombre “culto, prudente y un excelente conversador”, que regentó durante varias décadas Casa Lobo, falleció el martes, a los 91 años

Luis Lobo, en una imagen tomada hace un tiempo tras el mostrador de su establecimiento.. | Alberto Morante

Llanes llora a Luis Lobo, de Casa Lobo, emblemático establecimiento de Posada, fallecido el martes, a los 91 años de edad. Hombre culto, prudente, amable, gran persona y excelente conversador, según los adjetivos recurrentes con los que le califican quienes le conocieron, su muerte deja un profundo pesar en el oriente asturiano, pues su bonhomía y buen hacer eran conocidos y apreciados en toda la comarca.

Trabajó siempre al frente de la tienda de ultramarinos de Posada que primero había sido de sus padres y que ahora está a cargo de la tercera generación de la familia, de su hijo Manuel Lobo, que ayer recordaba que el local tiene más de un siglo de vida, pues abrió sus puertas en 1916 como un establecimiento donde se vendía entonces casi de todo, además de productos de alimentación, otros como piensos o de uso cotidiano como zapatillas, entre otras muchas cosas.

“Era el mejor”, señalaba ayer al recordarle con cariño y emoción la alcaldesa de barrio de Posada, Mónica Salas. “Yo iba cada poco a verle, charlábamos un rato, era una persona que sabía de todo, muy culta y muy prudente. Y siempre me contaba alguna historia por la que yo le preguntaba, sobre Posada, sobre familia o sobre lo que fuese, porque conocía todo lo de aquí, cualquier cosa que le plantearas. Y luego era el modo en el que lo relataba. Había que escucharle, era un lujo cómo hablaba”, explica Salas. “Era una máquina, una persona encantadora, excepcional. Junto a alguna otra que conozco, era una de las mejores cabezas que había, de las que nunca debería haber faltado como nos faltará a partir de ahora”, afirma esta mujer que “siempre” guardará en su recuerdo a un hombre “como pocos se conocen”.

Hay mucha tristeza por la pérdida entre quienes le conocieron, pero evocar su recuerdo, la trayectoria y el carácter de quien era “un ser humano excepcional” acaba por esbozar una sonrisa al rememorar “la capacidad que tenía para todo en la vida, la educación con la que trataba a la gente, ese saber estar y su enorme cultura e interés por aprender siempre” que le hizo una “institución” en la zona, añade la alcaldesa de barrio.

El establecimiento que heredó de sus padres, una vez en sus manos, se mantuvo como una referencia en la comarca y acrecentó incluso su fama. “Ya en los años ochenta del pasado siglo, cuando muy poca gente, muy pocos comercios, tenían en Asturias productos de mucha calidad, como vinos y quesos, él los vendía en su tienda. Sabía muchísimo, entre otras cosas, de quesos. Tenía ya, y entonces aún no era algo común, una cultura importante acerca de los quesos asturianos. Fue el primer local ‘gourmet’ que yo conocí en mi vida. Me atrevería a decir que fue uno de los primeros establecimientos con productos de este tipo en el Principado y él una de las primeras personas al frente de un comercio con delicatessen o especialidades sobre todo de queso y vino”, explica Antonio Trevín, exalcalde de Llanes y expresidente del Principado.

Conocedor de la historia de la familia Lobo, “una de las más apreciadas” de Llanes y su entorno, Trevín rememora que entre los hermanos del fallecido hay más comerciantes y que incluso uno de ellos emigró a México y abrió allí una popular taberna.

La tienda al frente de la que estuvo la mayor parte de su vida Luis Lobo “era y es una referencia” no solo en Llanes, explica Trevín, pues hacia Posada tiene también “mucha caída Onís y Cabrales”, cuyas gentes acudían a los mercados, a comprar o hacer actividades cotidianas y también tenían relación con los responsables de Casa Lobo, donde se comercializaban las especialidades queseras producidas en estos territorios.

“En su local se producían a veces inundaciones por algún problema ajeno a él que existía en la zona y desde el Ayuntamiento siempre estábamos muy pendientes. Le traté mucho. Era una persona muy culta, un muy buen conversador y a todos nos deja un gran recuerdo”, concluye Trevín.

Compartir el artículo

stats