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El traje regional se recicla

El sector de la creación y alquiler de indumentaria tradicional se reinventa usando los materiales para hacer bolsos, camisetas y hasta cuadros

María Jesús Galán, con algunas de las creaciones que ha realizado usando la tela de los trajes regionales. | M. V.

Tratan de seguir adelante, e incluso de reinventarse, pero la situación de absoluto parón en el alquiler de los trajes regionales no hace tener al sector muchas esperanzas en esta nueva temporada. Y ya van dos. La supresión de ramos y procesiones, bailes regionales y todas actividades vinculadas a las fiestas de cada localidad del Oriente de Asturias y, en general, de toda la región, disuade a los que siempre lucen el traje típico en las fiestas de hacerlo ahora y obligan a quienes los diseñan, crean y alquilan a reciclarse a marchas forzadas.

Los profesionales de este campo han visto reducida su actividad en un 99 por ciento y el desánimo reina en el sector. No tienen muchas esperanzas puestas en este verano y necesitan que se realce y se de el valor que tiene al trabajo que realizan, porque, entre otras cosas, recuerdan que en 2017 se declaró el traje de Aldeana y Porruano llanisco como Bien de Interés Cultural (BIC), de carácter inmaterial. “Nos gustaría que se nos tuviese en cuenta en serio, que se diese la importancia que tiene un sector como éste, que es artesanía. Que no se quedase sólo en una declaración formal”, reclama Raúl Herrero, propietario de la tienda que lleva su nombre en Llanes.

En otros casos, como en la empresa Josefina Fernández, de Cue (Llanes), que ahora lleva su hija María Jesús Galán, han diversificado el producto creando, con las telas de los pañuelos, faldas y chalecos, bolsos, mochilas o camisetas bajo el lema “Valamé”, la palabra más repetida en el baile del Pericote, que significa “Válgame”. También ha hecho camisas del traje de Porruano en varios colores, con la idea de llevar lo tradicional a la calle.

“Es una manera de reinventarnos, de salir adelante, porque no tenemos ingresos”, comenta Galán. La idea se la dio una amiga y, junto a otras personas de su entorno, impulsan los diseños. ”El traje es una joya y hay que protegerlo, hace falta hacer algo”, dijo.

Todos animan a los vecinos y visitantes a vestirse, aunque no haya procesión, aunque saben que es difícil. Han recibido una ayuda de 1.500 euros del Principado durante la pandemia y agradecen cualquier ayuda, pero la consideran “insuficiente” para un sector que ha visto parada totalmente su actividad. De ahí que hayan apostado por dar un giro radical a su negocio.

En la tienda de trajes Tere Blanco, en Llanes, han aprovechado este tiempo en labores de conservación de los trajes y para seguir cosiendo. También han hecho mascarillas, más complementos para el traje, e incluso composiciones decorativas, con partes de los trajes para colgar, a modo de cuadro, en la pared. Cualquiera que lo desee puede pasar a verlos, según indica Marina Tudela, trabajadora de la empresa. “Seguimos teniendo entusiasmo por el trabajo que hacemos y animamos a la gente a que se vista, aunque sea para sacar una foto”, comentó.

Elsa Sánchez, de Trajes Elsa, en Cangas de Onís, reconoce que el sector lo está pasando mal. “Como no cambien las perspectivas del verano, no parece que vaya a mejorar y la temporada se pasa”, comenta la empresaria, que también ha hecho mascarilla en el último año, pero “de eso no vives”, recuerda. Algún traje se ha alquilado, pero es algo “simbólico”, reconoce el sector, nada que ver con un año de funcionamiento normal.

Mientras, miles de kilos de azabache cosido al colorido paño, las monteras, los chalecos y todas las demás piezas del traje esperan colgadas y ordenados en cada una de estas tiendas, y en muchas otras, a ser lucidos en las fechas más señaladas de casa localidad de la comarca. A la espera de quitar la mascarilla y poner las mejores galas tradicionales.

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