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Preocupación por el estado del robledal del campo de San Antonio

Vecinos de Cangas de Arriba temen los riesgos por la posible caída en el entorno de algunos de los ejemplares enfermos

Algunos de los ejemplares del campo de San Antonio. | J. M. Carbajal

Vecinos cangueses están preocupados por el estado de los ejemplares enfermos del viejo robledal de Cangas de Arriba y sugieren que, aunque se trate de una medida difícil de tomar por parte del Ayuntamiento de Cangas de Onís, tal vez deberían talarse para evitar riesgos derivados de posibles desprendimientos o caídas en un entorno que tiene tránsito habitual.

“Cualquier día van a caer y podrían llegar a causar una desgracia”. Así reflexiona un vecino de Cangas de Onís, sobre la situación de los vetustos robles del campo de San Antonio, localizados en las inmediaciones de la capilla en la que se venera al santo patrón y cuyo estado y posibles soluciones a la situación genera polémica y debate.

“El último que cayó fue, afortunadamente, al mediodía, justo cuando había una boda en el templo y no causó daños personales porque no había gente en el entorno exterior. La mayoría de los árboles están enfermos. El Ayuntamiento de Cangas de Onís debería talarlos y plantar otros”, añaden los vecinos preocupados por la situación y a sabiendas de que la decisión, de adoptarse por parte de las autoridades locales, tendrá sus defensores y también bastantes detractores.

La última actuación de tala llevada a cabo en la zona tuvo lugar ya hace bastantes años, en 2014, cuando se procedió a retirar los ejemplares más enfermos del citado robledal del campo de San Antonio. La controversia sobre si deben o no talarse tiene uno de sus principales ejes de debate en la longevidad de estos ejemplares, elementos característicos ya del lugar en el que se ubican desde hace más de dos siglos.

Más de dos siglos

Según quienes conocen la historia local y los avatares del campo de san Antonio afirman que algunos ejemplares cuentan 235 años, pues fueron plantados en 1786 por Sebastián de Posada y Soto, siendo mencionados por Gaspar Melchor de Jovellanos en sus “Diarios”.

Sea como sea, la incertidumbre sigue reinando sobre el futuro de estos emblemáticos árboles, cuyo estado crea preocupación en los vecinos de Cangas de Arriba con el paso de los meses, que fían la solución a la decisión del Ayuntamiento de Cangas de Onís, si bien se reconoce que esta no es fácil.

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