Lupe Cabezas, un corazón generoso que merece un premio

Esta vecina de Colombres de 92 años recibió el premio Ribadedeva 2023 por su labor altruista con el concejo

Guadalupe "Lupe" Cabezas, vecina de Colombres y ganadora del Premio Ribadedeva 2023.

Guadalupe "Lupe" Cabezas, vecina de Colombres y ganadora del Premio Ribadedeva 2023. / J. Quince

J.Quince

Si hay una persona en Ribadedeva que merece popular reconocimiento, esa es Guadalupe Cabezas, "Lupe", como es conocida en el concejo. Su larga trayectoria de colaboración y participación en la vida sociocultural de la zona, así como su corazón altruista, tienen cautivados a sus vecinos. A sus 92 años, esta vecina de Colombres ha recibido el premio Ribadedeva 2023 en su decimoctava edición, un galardón que entregan cada año los diferentes representantes de la comunidad a una asociación o individuo destacado del municipio.

Lupe se define así misma como una mujer "activa, trabajadora y generosa" a la que nada le ha venido nunca regalado y que, a pesar de los diferentes palos que le ha dado la vida, ha sabido "tirar para adelante". Tuvo que lidiar con la pronta pérdida de algunos de sus seres queridos más cercanos. Fue el infarto que sufrió su marido, Pepe, y la falta de servicios en la zona lo que la llevó a finales del siglo pasado a ceder desinteresadamente y de manera gratuita al Ayuntamiento de Ribadeddeva un inmueble de su propiedad para establecer un consultorio médico: "Es lo más grande y gratificante que hice en mi vida", explica.

Este centro, ubicado en la calle Francisco Sánchez Noriega, estuvo operativo durante trece años hasta que se construyó el nuevo centro de salud. En la actualidad, el local de Lupe continúa en funcionamiento como parte de las dependencias de la asociación El Patiu de Colombres, que ejerce una labor de actividad y acompañamiento a los niños y jóvenes de la zona más oriental de la comarca.

Aunque es natural de Pimiango, esta nonagenaria lleva viviendo en Colombres la mayor parte de su vida, desde que se casara en 1956. En sus tiempos, se dedicó a las labores del campo, trabajando duramente en la huerta y a jornales. También alquilaba habitaciones y ejercía las tareas del hogar que compartía con su esposo, que era albañil, y sus tres hijos Nati, José y Nando, con quien vive actualmente.

Enamorada de la cultura y las tradiciones de la zona, participaba en todos los eventos religiosos y festivos, para los que siempre lucía el traje regional y se esforzaba en "dar el cante": "Empecé a tocar el tambor con nueve años y lo hice hasta que me casé. Aunque hubo un año que hasta embarazada tuve que hacerlo porque no había quien lo tocara. Allá estaba yo con los dos bombos", recuerda con ese sentido del humor que la caracteriza.

Hoy continúa yendo a misa los domingos y junto con su amiga Charo, acude una vez a la semana a la iglesia para hacer limpieza y colaborar en los ramos de flores para el Santísimo. Y aunque pasa la mayor parte del tiempo en su casa cocinando uno de sus platos más deliciosos, el cocido de verduras, leyendo y viendo la televisión, asegura que hace unos años no había quien la parara: "Iba al centro de mayores a jugar al tute y al parchís, viajaba con los amigos de la parroquia y el Imserso, y bailaba con mi marido, como decimos aquí, hasta encima de una madreña", relata.

La noticia del premio la dejó emocionada y agradecida por el cariño de todos sus vecinos: "Estoy como en una nube. Llevo siendo candidata desde el primer año, yo ya pensaba que me iba a ir antes de verlo", cuenta entre risas. El jurado formado por la comunidad vecinal valoró "su amor al municipio y su capacidad de servicio, la colaboración en las actividades pastorales, el mantenimiento de las fiestas de sus pueblos y su generosidad desinteresada".

Fue una jornada, la de la entega del galardón, muy especial para Lupe quien recibió la visita de todos sus familiares y muchos regalos que adornan ahora su hogar: una estatuilla creada por el escultor asturiano Luis Hidalgo; una fotografía antigua, una canción dedicada por el Dúo Mestura, y un diploma conmemorativo que ya luce en la pared de su salón junto al que recibió su hijo Nando hace una década como miembro de Cáritas. La solidaridad corre por las venas de esta familia ribadedense, transmitida sin descanso por el corazón generoso de Lupe.