Montones fecales de los "ingenieros del ecosistema": el último gran hallazgo del Museo del Jurásico, con 152 millones de años

El Museo del Jurásico de Asturias continúa ampliando su prestigio internacional sumando nuevos avances y descubrimientos de gran relevancia. Los detalles del último hallazgo fueron presentados este miércoles por el equipo científico del museo, documentando la primera referencia a nivel mundial de montones fecales fósiles de gusanos arenícolas.

Laura Piñuela y José Carlos García-Ramos, investigadores del MUJA, en colaboración con las Universidades de Granada, Saskatchewan, en Cánada, y Stony Brook, en la ciudad estadounidense de Nueva York, han sido los encargados de analizar y publicar el estudio sobre este tipo de estructuras de origen orgánico fosilizados: "Se trata de cordones fecales con un diámetro entre 1 y 4 cm conservados en la superficie del estratos o capas de arenisca del Jurásico Superior", explica García-Ramos.

Los montones fecales fueron localizados en los acantilados de Playa España en 2009 y en el Arroyo Solero de Tazones, en 2015, con una antigüedad aproximada de 152 millones de años. Este descubrimiento es notable debido a la escasa probabilidad de preservación de estas estructuras, ya que son fácilmente eliminadas por las fuertes corrientes de agua de reflujo que se generan después de la pleamar, cuando baja la marea.

"Su explicación en Asturias se debe a que los deltas del Jurásico, donde se encontraban, desembocaban en un mar interior que estaba protegido por una barrera que impedía su paso al mar abierto", concreta el investigador. Este monte submarino, conocido como el Banco Le Danois o El Cachucho, situado en Ribadesella a 500 metros de profundidad, deja todavía hoy en día restos visibles.

La ausencia de referencias fósiles de este tipo de estructuras ha permitido registrar un nuevo icnogénero e icnoespecie para la ciencia, denominado Cumulusichnus asturiensis. En la actualidad los gusanos que generan estos montones fecales son conocidos como Arenícola marina, un poliqueto bentónico que habita en las costas y áreas marinas de poca profundidad de Europa, Norteamnérica y Nueva Zelanda. En Asturias se le conoce comúnmente con el nombre de "xorrón" y constituye una presa preferente de aves costeras y peces, utilizándose habitualmente como cebo o carnada en la psca deportiva.

El gusano vive cabeza abajo en el interrior del sedimento, dentro de un tubo en forma de L o J, y se alimenta de bacterias y diversos microorganismos. Mientras que los actuales bajan a profundidades de entre 20 y 40 centímetros, los gusanos del Jurásicos lo hacían en torno a los 6 centímetros Según los investigadores del MUJA, estos tienen interés especial porque actúan como ingenieros del ecosistema: "Cambian la cantidad de oxígeno que hay en el fondo, el tamaño de grano o el tipo de organismos que pueden vivir en esa zona", señalan.

La presentación del estudio contó con la participación del alcalde de Colunga, José Ángel Toyos, la concejala de Desarrollo Local de Villaviciosa, Rocío Vega y la directora general de Universidad, Cristina González Morán, quien destacó la "gran calidad de la investigación" del MUJA, un centro "referente". El museo ya ha añadido este nuevo hallazgo a su colección y su equipo científico no descarta seguir encontrando más referencias de este tipo.