Repaso a la historia indiana de Llanes

Una visita guiada muestra a un pequeño grupo de privilegiados la arquitectura más característica que inspiró la aventura de los llaniscos que hicieron las Américas

Casa de los Barquitos de Llanes

Casa de los Barquitos de Llanes / J. Quince

J.Quince

En Asturias hay alrededor de 2.500 construcciones indianas, divididas en 2.000 casas y 500 edificios, de las cuales el once por ciento se localiza en el concejo de Llanes, sumando un total de 285.

Este sábado, un pequeño grupo de personas tuvo la oportunidad de sumergirse en la historia de estos emigrantes llaniscos que retornaron a su tierra durante la ruta del "Llanes indiano". Esta visita guiada fue parte de uno de los cinco recorridos organizados en Asturias con motivo del Día Internacional del Guía de Turismo, una iniciativa para dar visibilidad a la figura del guía, así como solidaria, por su colaboración con la Asociación de Cáncer de Mama Triple Negativo.

La ruta, dirigida por Mónica Balmori, exploró la arquitectura indiana a través de algunos de los edificios más emblemáticos de la villa, datados entre los siglos XIX y XX, mientras profundizaba en las biografías de las personalidades más destacadas de aquellas épocas.

Los indianos llaniscos que emigraron a las Américas, principalmente a países como México o Cuba, eran mayormente varones de familias dedicadas al sector primario. Partían en edades tempranas, entre los 12 y 14 años, antes de cumplir el servicio militar, en busca de mejores oportunidades.

Su experiencia de retorno variaba: algunos no volvían, otros regresaban en condiciones más precarias de las que partieron ("indianos de la maleta al agua"), y solo un reducido siete por ciento retornaba con fortuna. "Estos últimos construyeron grandes casonas y palacios en el concejo, pero también, junto con los que permanecieron en América, contribuyeron a la mejora del municipio invirtiendo en obras públicas como lavaderos, fuentes, iglesias o ayuntamientos", explica.

La villa de Llanes es el epicentro de estas construcciones, seguido por Porrúa, Poo, y Nueva. La primera parada tuvo lugar en uno de los edificios más emblemáticos del concejo, "El Casino", construido en 1910 en un terreno que antes servía como mercado de ganado y posteriormente como plaza de abastos. La Sociedad del Casino reunió a la sociedad burguesa, la nobleza y los indianos e impulsaron esta construcción, destinada al uso social de la élite llanisca.

Pero es fuera del centro donde se encontraban los terrenos propicios para la construcción de palacetes y casonas con amplios jardines, concentrando en la calle Pidal un buen número de estas edificaciones.

Destaca entre otras "El chalé Azul", construido a finales del siglo XIX por Prudencio González, indiano natural de Cabrales. De estilo ecléctico, lo heredó su hija Modesta quien se casó con el abogado Ricardo García, por lo que también se le conoce como "El chalé de don Ricardo". Actualmente pertenece a una familia de Puebla, México. Junto a ella, se encuentra "La casa de los Junco", de estilo modernista. La construyó uno de los hijos de Wenceslao Junco, quien trabajó en una tienda de abarrotes en Estados Unidos, y a su regreso a Llanes murió joven junto a su esposa: "Dejaron a cuatro hijos huérfanos y fue el alcalde, Egidio Gavito, quien gestionó la tutela y fortuna de los niños", apunta Balmori.

Mas adelante, se encuentra "Villa Flora" de 1906, llamada así en honor a la esposa de Manuel García, emigrante que logró un gran patrimonio en la industria del algodón en México. Como curiosidad, la casona llegó a tener una estatua de bronce de Dalí en su jardín dedicada a San Juan Bautista.

"La Concepción" es otra emblemática casona, hoy en ruinas, con la particularidad de que introdujo el uso de hierro cuando no era habitual en este tipo de construcciones. Pertenecía a Don Sinforiano Dosal, quien trajo consigo novedades como uno de los primeros coches y las lanchas de vapor que se recuerdan en el concejo.

Frente a ella se alza "el Palacio de la Marquesa de Argüelles", desde donde cada verano sale la procesión de la hoguera del Bando de La Magdalena. De estilo renacentista italiano, fue un regalo de bodas de Ramón Argüelles a su hija por su matrimonio con Francisco Bernaldo de Quirós, y llegó a ser encuentro de la alta sociedad llanisca y otras personas influyentes como la familia real.

Una de las últimas casonas de la calle es la "casa de los Barquitos", llamada así por su primer propietario, un empresario naviero. La compraría años más tarde Juan Noriega Sordo, quien hizo fortuna gracias a la exportación de semillas y cuyos descendientes regentan hoy el hotel de enfrente.

La última parada tuvo lugar en "el Palacio Partarríu", conocido popularmente por ser el lugar donde se rodó la película de El Orfanato. Actualmente en obras de reforma, este palacio construido en 1898 pertenece a la familia del político llanisco José Parres Piñera. "Durante la Guerra Civil, fue utilizado como hospital de sangre, y su estilo arquitectónico es similar al del Archivo de Indianos de Colombres, ambos diseñados por el arquitecto cántabro Valentín Lavín Casalís", explicó Balmori.