Un histórico restaurante del concejo de Llanes, a un paso del cierre: "Nos da mucha pena"

Las "enormes dificultades" para encontrar personal impidieron abrir el local durante la Semana Santa y los propietarios sopesan cambiar de negocio

Félix Obeso Sánchez, delante de La Parrera, en Niembru (Llanes). | Ramón Díaz

Félix Obeso Sánchez, delante de La Parrera, en Niembru (Llanes). | Ramón Díaz / Ramón Díaz

Ramón Díaz

Ramón Díaz

"Nos da mucha pena". No lo están pasando bien. Es duro. La familia Obeso Sánchez está pensando seriamente no volver a abrir su restaurante, La Parrera, un auténtico santuario gastronómico situado en la localidad de Niembru, en el concejo de Llanes, en uno de los lugares más singulares de Asturias, la ensenada de El Bau. No hay solo una razón, pero sí una principal, las "enormes dificultades" para encontrar personal. Un problema general en la hostelería local que está haciendo mucho daño al sector.

"No es fácil para nosotros, nacimos aquí". Los hermanos Félix y María José Obeso Sánchez forman parte de la tercera generación del restaurante La Parrera, que abrió hace setenta y dos años su abuelo Félix Obeso Álvarez, que llevaron durante muchos años sus progenitores, Félix Obeso Rosete y Margarita Sánchez, y que solo cerró en todo ese tiempo por obligación: durante la pandemia.

Antes que nada, subrayan que no es seguro "al cien por ciento" que vayan a echar el cierre de forma definitiva. "No tenemos todavía las cosas del todo claras". Seguramente harán un último intento antes del verano para volver a abrir. Pero de sus palabras se desprende que no son optimistas.

De momento, sí están cerrados. De hecho, ya no abrieron durante la Semana Santa, por primera vez en la historia del negocio. "El problema fundamental, aunque no el único, es el personal", señalan. Pero hay otros motivos que llevan a la desmoralización general del sector de la hostelería en los concejos turísticos como Llanes. Sobre todo, "que no hay continuidad, porque no se trabaja el año entero. Hay días de demasiado y días de nada", apunta María José Obeso. "Si hubiera estabilidad...", añade su hermano.

La estacionalización es "terrible". Tanto que muchos hosteleros de la comarca aseguran que, si pudieran, cerrarían. "En agosto no se da abasto, y hay otras épocas del año en las que no hay nada". Aseguran que duele tener que decir que no a tantos potenciales clientes que llaman pidiendo mesa durante el verano. Pero en los últimos tiempos ya no tenían más remedio que hacerlo por los problemas de personal. Y eso que trabajan seis de la familia, aunque dos de ellos no al cien por ciento, y a que daban trabajo a otras seis personas, tres en cocina y tres en sala.

Los propietarios de La Parrera empezaron a notar los problemas de personal ya hace años. "Fuimos bajando el número de comidas y cenas porque no dábamos más, y no encontrábamos personal". Hace años solían dar más de cien comidas y otras tantas cenas en un solo día de la temporada alta.

"Tras la pandemia doblábamos las mesas, tanto en la comida como en la cena. Fue una locura", destacan. Pero últimamente ya habían bajado a entre sesenta y ochenta mesas en cada servicio. Y habían eliminado desde el pasado verano, por ejemplo, las mesas del jardín exterior, "porque no dábamos abasto", comenta Marta Ollé García, esposa de Félix Obeso Sánchez.

Abrieron por última vez el restaurante el 29 de octubre pasado. Y aunque entonces aún tenían la esperanza de abrir de nuevo en marzo, como hacían habitualmente, "no hubo manera. Se intentó, pero no pudo ser". Están recibiendo incontables mensajes de amigos y clientes que se enteran del cierre –"momentáneo", insisten– de La Parrera.

En el caso de que el cierre se convierta en definitivo, ya tienen en la cabeza algunas ideas, de las que prefieren no hablar de momento. "Habría que cambiar de negocio, inventar algo", señala María José Obeso.