Sor Ángela, candidata al "Princesa de Asturias" de la Concordia, habla desde el Congo: "Los que merecen el premio son los enfermos"
La Embajada de España en el país africano propone para el galardón a la religiosa peñamellerana, que cuida enfermos mentales desde hace 35 años
"Lo que me hace ilusión es el trabajo que hacemos por los enfermos mentales, a los que nadie quiere, a los que nadie ayuda, a los que nadie mira". Sor Ángela Vicenta Gutiérrez Bada ha sido propuesta por cuarta vez al premio "Princesa de Asturias". La embajada de España en la República Democrática del Congo considera que es merecedora de esa distinción por la desinteresada e impagable labor que realiza desde hace 35 años en ese país, a atendiendo a enfermos mentales. ¿Le hace ilusión su candidatura? "Pero quienes merecen el premio son los enfermos", dice.
Natural de la localidad de Bores, en Peñamellera Baja, Sor Ángela lleva luchando en favor de enfermos a los que buena parte de la población estigmatiza como "endemoniados". Enfermos que no tienen acceso a más atención médica y psiquiátrica y a más medicamentos que los proporcionados por las religiosas. Han abierto dos centros de salud mental, en Kinsasa y Kintambo. Son instituciones psiquiátricas ambulatorias que prestan servicios de acogida, cuidados, atención médica y farmacológica especializada, con una visión global de la enfermedad mental desde su prevención hasta su reinserción en la sociedad. Cuentan con laboratorio propio, atención sanitaria especializada, fisioterapia, camas para enfermos internos y familiares acompañantes y talleres para integración sociolaboral. Actualmente hay más de 23 profesionales congoleños trabajando el centro de Kintambo. En total, asisten a más de 40.000 personas al año en régimen ambulatorio y acogen anualmente a unos 50 enfermos mentales abandonados en las calles. Además, en 2001 Sor Ángela abrió una pequeña casa de acogida para las que ellas llama "mamás de la calle", madres con problemas mentales abandonadas por sus familias y rechazadas por la sociedad, que viven junto a sus hijos en una situación de absoluta vulnerabilidad. Hoy es un gran pabellón.
Si de algo se siente orgullosa la religiosa asturiana es de que, gracias a esta labor de la Iglesia, "a fuerza de hablar en las parroquias", muchos congoleños han comprendido que los problemas mentales son "una enfermedad y no cosa de los malos espíritus". Porque, hasta hace poco, eran "perseguidos y hasta quemados".
¿La tierrina? "A Asturias no la puedo olvidar, aquellas montañas y aquellos riachuelos..." Pero Sor Ángela, de 78 años, no piensa en el regreso, ni en la jubilación. Hace años estuvo muy enferma y tuvo que ir a Francia a recibir atención médica por una rara enfermedad en los huesos. Salió adelante y lo interpretó como una señal de Dios: "Quiso que me curara y que siguiera adelante". Así que regresó a África y solo regresará "cuando dé trabajo y no ayude".
La concesión del ‘Princesa de Asturias’ supondría "un reconocimiento a su labor y la de su congregación (Hermanas Hospitalaria del Sagrado Corazón de Jesús), y permitirá visibilizar su lucha por humanizar y dignificar a este tipo de enfermos y contribuir a su reconocimiento como miembros de la sociedad", recoge un escrito para la recogida de apoyos.
Sería, además, "poner el foco de la comunidad internacional en la lucha contra la estigmatización de los enfermos mentales en la República Democrática del Congo e incluso del resto de la sociedad como los niños abandonados en la calle con la justificación de que son personas ‘poseídas’ que traen mala suerte (muerte, enfermedades, pobreza) a sus familias". Su trabajo sirve de ejemplo "para demostrar que es posible cambiar la actitud de los responsables políticos y sanitarios, y la mentalidad de la sociedad en general, para prevenir y tratar las enfermedades mentales, eliminar la estigmatización y la discriminación de quienes las sufren, humanizarlos y dignificarlos hasta lograr su reinserción en la sociedad", añade el texto.
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