Así se ve el futuro instituto de Cangas de Onís

El objetivo es que el edificio esté en operativo para el próximo curso escolar 2024/25

El edificio, en obras.

El edificio, en obras. / J. M. Carbajal

J. M. Carbajal

J. M. Carbajal

Las obras del nuevo edificio del Instituto de Educación Secundaria Rey Pelayo, de Cangas de Onís, fueron adjudicadas a la unión temporal de empresas (UTE) formada por Obras Generales del Norte S.A. (Ogensa) y Taller de Urbanismo e Ingeniería S.L., por importe de 6.602.492 euros, y continúan avanzando a buen ritmo. Todo hace prever, salvo causa de fuerza mayor, que la ampliación del centro educativo cangués pueda estar funcionando a pleno rendimiento en el venidero curso 2024/2025, tal como barajó en un primer momento el Gobierno del Principado de Asturias, liderado por Adrián Barbón.

El nuevo edificio destinará la planta baja a los espacios administrativos (conserjería, secretaría), el de la asociación de madres y padres y los despachos del equipo directivo (dirección y jefaturas de estudio). Además, dispondrá de una sala de profesores y otra de visitas, cuatro vestuarios, dos almacenes, dos aseos y área para archivo. El bajo albergará también un gimnasio de 160 metros cuadrados. Por su parte, en las plantas primera y segunda del edificio de ampliación se repartirán un total de catorce aulas, tres laboratorios (Ciencias, Química y Física), ocho aseos y espacios de trabajo y de servicios.

La intervención en el centro educativo busca la integración con el entorno con materiales de piedra, madera y acristalamientos. El diseño ha sido certificado por el Consejo para la Edificación Sostenible en España (GBCE) con el sello de cuatro hojas verdes, lo que supone que tanto los materiales como las instalaciones son los adecuados para ahorrar energía, reducir las emisiones y proteger el medio ambiente.

El proyecto plantea la obtención de un nuevo conjunto edificado que responda a los requerimientos educativos y en el que el conjunto de las cinco piezas funcione unido, con los mismos criterios de funcionalidad, seguridad y accesibilidad. Así, el diseño, dividido en tres bloques, logra una imagen unitaria del edificio, con un volumen escalonado que se adapta al terreno y genera el mínimo impacto urbano. Los exteriores se proyectan también como espacios educativos al aire libre, lo que posibilita una gestión dinámica del recreo y de las clases o actos, con áreas verdes y especies de arbolado autóctonas.