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Orientalia

Ramón Díaz

Ojalá el incendio haya sido fortuito

Como muy bien dijo ayer el presidente de la junta administrativa del monte Cuesta de Parres, Ángel Laria, lo primero ha de ser trasladar las condolencias a la familia del piloto fallecido ayer mientras trabajaba en la extinción de un incendio. Ojalá que los investigadores, que se han conjurado para llegar hasta el fondo en sus pesquisas, concluyan que el incendio ha sido fortuito. Ojalá, ojalá. Porque si se demostrara que la quema fue intencionada alguien ha incurrido, como mínimo, en un delito de homicidio imprudente. No se puede culpar a nadie sin pruebas. Y menos a un colectivo. Porque los incendios, los delitos en general, son obra de personas concretas, con nombres y apellidos. Da lo mismo su profesión. Pero si se demuestra que el incendio fue intencionado, ¿quién les explica a los hijos del fallecido, de 6 y 3 años, a su pareja y al resto de su familia el porqué de su muerte? Y más: ¿Podrá el incendiario dormir tranquilo a partir de ahora?

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