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Orientalia

Ramón Díaz

El largo viaje de La Talá hasta la nada

El "banco malo", el Sareb, vende decenas de propiedades en Asturias. La Talá, no: sigue en el purgatorio. Ese ejemplo perfecto de la irrealidad vivida en los años locos de las recalificaciones a la remanguillé fue adquirida por tres inversores madrileños (Goizueta, Poveda y Figar Velasco) por 1,8 millones de euros en 1990, cuando el Ayuntamiento de Llanes les juró por sus convenios que podrían construir allí 500 viviendas y algo más. Años después, el empresario Juan Antonio Pérez Simón la compró por 3 millones de euros, para venderla en 2006 al inversor Luis Nozaleda en 36 millones, quien a su vez se la endosó en 2008 a Cajastur por 47,56 millones (en realidad sirvió para saldar deuda del vendedor con la entidad, entonces pública). Después Cajastur la entregó al Sareb, público también, dicen que por unos 12 millones (quizá menos). Hoy La Talá vale justo lo que alguien quiera pagar por ella. O sea, nada. Capitalismo lo llaman.

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