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Emilio Serrano Quesada

Con sabor a guindas

Emilio Serrano Quesada

Agua y arena con Cruz Collado

Un año más, nos deja Cruz en su pintura todo el encanto que Ribadesella nos brinda. Cuando sus pinceles dialogan con su hermoso paisaje, las palabras callan y los silencios hablan.

Su conversación es amplia y meditada, y lo hacen, sea en la compañía del alba en su amanecer, en las tardes soleadas, en su orbayu tierno, o en sus noches de luna clara, dejando sobre lienzo todo el esplendor de esa belleza que la Providencia le otorgó a la villa riosellana.

Luego ella, con su maestría, da fe y consigue su magnífica obra como lo demuestra en su exposición, que cuelga en la casa de la cultura. La titula Agua y arena, mar y playa, en un abrazo de mutuo entendimiento, de amistad y afecto lleno de ilusiones y esperanzas con su querido pueblo.

Considera a Ribadesella su compañera y fiel amiga. La vive, la siente, la disfruta y la lleva siempre en su corazón. Enciende, con precisión, las múltiples luces de sus colores, y lo hace con serenidad, paz y calma, buscando ese refugio que alberga la belleza de todos sus rincones con la fuerza de sus escondidos sentimientos.

Hace de su río, bahía, playas y montañas, el sonido de esa música mágica para descubrirnos sus milagros y misterios de ese lugar, para nativos y visitantes, único en el mundo.

Lo cuida con todo detalle y, desde el paseo de La Grúa, eleva su mirada a la ermita marinera de la Virgen de Guía y se deja conquistar por la coquetería del guiño dorado del faro de Somos.

Ese amor se hace eterno, y ella volverá a buscar de nuevo los encantos que aún le quedan por descubrir de toda la belleza que encierra ese lugar llamado Ribadesella.

Nosotros quedamos a la espera, para seguir también enamorándonos con el bien hacer de sus acuarelas. Felicidades.

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