P. GALLEGO

Cuando la Universidad de Oviedo diseñó su nueva oferta académica, la única opción que logró conciliar las exigencias de la Escuela de Minas de Oviedo con las de la Escuela Politécnica de Mieres fue el reparto. El grado de Oviedo, más generalista, más cercano a la anterior Ingeniería Superior, no tendría atribuciones profesionales -no permite firmar proyectos como Ingeniero de Minas-, pero en el mismo centro se impartiría el máster oficial para conceder esas acreditaciones.

La Escuela de Mieres, heredera de la historia minera asturiana, se queda sólo con el grado en Recursos Mineros y Energéticos -que fusiona las cuatro especialidades de Ingeniería Técnica existentes hasta ahora-, pero sus estudiantes sí tendrán atribuciones en ese ámbito de la ingeniería.

Ayer, el presidente del del Instituto de la Ingeniería de España, Manuel Acero, quitó hierro a un asunto, el de las atribuciones, que hasta ahora parecía determinante en el futuro de los nuevos ingenieros. «Lo importante es tener competencias, conocimientos, no atribuciones», señaló. «Firmar proyectos es algo que hacen muy pocos ingenieros», añadió Acero.