Pablo GONZÁLEZ

«Tener hijos es un acto de confianza en el futuro porque no puedes garantizar que siempre vas a estar ahí». Ésta es una de las reflexiones realizadas ayer por María Vélez, profesora de Física de la Universidad de Oviedo y madre de ocho hijos. Vélez relató su experiencia personal como madre y mujer trabajadora durante la conferencia «Conciliación de la vida familiar y laboral» que ofreció ayer en el Club Prensa Asturiana de LA NUEVA ESPAÑA. El acto fue organizado por la asociación de profesores universitarios «Santa Catalina», que preside Francisco Javier Alonso.

Vélez repasó algunas de las fortalezas y debilidades que en la sociedad occidental facilitan la conciliación. Uno de los apoyos para las familias parte de las medidas que en los últimos años están tomando los distintos gobiernos. Pero Vélez aclaró: «Las ayudas estatales son un apoyo, pero nunca lo fundamental». Y es que esta profesora universitaria está convencida de que las ayudas no sirven para nada sin la colaboración del resto de la sociedad. «Las medidas las implementan la gente que tienes cerca», dijo, para añadir: «Es fundamental el apoyo de la sociedad. Que se vea que tener un hijo no es un problema». Pero los hijos no sólo son el único objetivo de la conciliación. «La conciliación va a ser para cuidar a los hijos y a los ancianos. Por eso es un problema al que hay que buscar soluciones», explicó. En este sentido sentenció: «Hay que hacer un puzle, pero cada vez tenemos más piezas».

Una de estas piezas es la otra parte de la pareja. Por eso Vélez está convencida de que para la conciliación es muy importante saber que la relación de pareja «va a durar». Vélez también considera que para la conciliación es mejor que los hijos lleguen más pronto que tarde, ya que «con una vida estable es más complicado ser padres porque un hijo lo desorganiza todo». Vélez reconoció que una gran parte del éxito de la conciliación pasa por tener un trabajo «flexible y estable». Por eso, subrayó, «está demostrado que las funcionarias tienen más hijos».

Otra opción es la dejar a un lado la carrera profesional y centrarse en el cuidado de los niños. Pero para esta doctora en Física y con estudios en Estados Unidos, ésta no es la solución. «Las mujeres tenemos un incentivo muy fuerte para quedarnos en casa (en referencia a los hijos recién nacidos). Pero no dura siempre», dijo. Y añadió: «Me alegro mucho de no haber dejado de trabajar. Me lo planteé tras tener el tercero. Pero tener dos sueldos da más seguridad». También resaltó que para poder manejar una familia numerosa como la suya «es muy importante que los hijos vengan de uno en uno. El primero cuesta, pero el segundo mucho menos. Sólo se multiplica el número de patatas que hay que pelar para echar a la olla». Y es que no todo son problemas ya que, entre otras cosas, con una familia numerosa «se aprovechan mejor los recursos» y el ejemplo de los mayores «arrastra a los más pequeños». Vélez abundó que «para mí es mucho más cómodo ahora con ocho que cuando tenía cinco» porque «los mayores aportan su experiencia y los pequeños los imitan y aprenden más rápidamente». Por su parte, Jesús Bernal, profesor de Derecho Penal de la Universidad de Oviedo, explicó que la conciliación «no es un problema nuevo». En el fondo de esta vieja historia se encuentra, a juicio de Bernal, el que «se mide el éxito de una persona por su éxito profesional».