E. V.

«Llegamos a las doce de la mañana muy cansados, necesitamos curarnos los pies y lavar la ropa, pero nadie nos abre la puerta ni sabemos adónde llamar». Los peregrinos franceses Franck y Christine Besombes y Danita Huyts y Nicole Wittesaele esperaron ayer cinco horas a que el albergue de peregrinos de la calle Adolfo Posada abriera sus puertas. Su caso no es el único, los comerciantes del entorno aseguran que, con el buen tiempo, es frecuente encontrar decenas de peregrinos esperando en la calle. Según Blanca Novoa, responsable de un establecimiento de reprografía, «muchas veces tengo la tienda llena de mochilas porque les permito dejar el equipaje y descansar un poco, pero normalmente lo único que quieren es echarse en la cama». El albergue de peregrinos El Salvador admite usuarios de cinco de la tarde a nueve de la noche, según reza un cartel en la entrada del inmueble, de propiedad municipal y administrado por la Asociación Astur-Leonesa de Amigos del Camino de Santiago, que también tiene allí su sede. «Los peregrinos nos preguntan por algún número de teléfono al que poder llamar, pero no tenemos ni idea y avisamos directamente al Ayuntamiento, aunque, de todas formas, lo único que pueden hacer es esperar», comenta Novoa.

Las quejas vecinales han llegado a oídos del grupo municipal de IU. Su portavoz, Roberto Sánchez Ramos, solicita al Ayuntamiento «que ponga un número de teléfono en la puerta del inmueble y que busque la colaboración de los comerciantes si tiene dificultades para mantener la casa abierta». El inmueble modifica sus horarios en función de las temporadas, así, de abril a noviembre la casa abre de 17.00 a 21.00 horas, mientras que de noviembre a marzo lo hace de 18.00 a 20.00 horas.

Según el peregrino Franck Besombes, «este horario no es normal, estamos acostumbrados a que los albergues abran mucho antes, como muy tarde a la una del mediodía, como es el caso del de Pola de Siero». La razón de que el alojamiento ovetense abra a las cinco de la tarde hay que buscarla, según sus responsables, en que está pensado para acoger a los peregrinos que inician el Camino de Santiago por la vía primitiva, es decir, la que parte de Oviedo y atraviesa Asturias por todos los concejos del Occidente, para entrar en Lugo por el puerto del Acebo y enlazar con el Camino Francés en Palas de Rei, a sólo dos jornadas de la plaza del Obradoiro. «Nosotros salimos de Pau, en Francia, hace ya muchos días y no sabemos el horario de todos los albergues», señaló Franck Besombes ayer mientras comía en un bar del entorno del Campillín con sus tres compañeros.

Ocho personas de cinco nacionalidades diferentes se alojaron ayer en la casa de la calle Adolfo Posada: franceses, belgas, alemanes, checos y estadounidenses. Un número similar al registrado el año pasado en estas fechas, según los responsables del albergue. La casa de peregrinos El Salvador, con capacidad para treinta y dos personas, fue inaugurada hace dos años y sustituye a las antiguas instalaciones de la calle San Pedro Mestallón, que el Ayuntamiento reformará próximamente para convertirlas en oficinas y archivo municipal.

El grupo francés accedió al albergue a las cinco de la tarde dispuesto, según Franck Besombes, a hacer la colada, «a esta hora no nos va a dar tiempo a secar la ropa».