Abogado, coordina un estudio sobre procesos concursales

Aunque nacido en Madrid, el abogado Alfonso Lozano Graíño lleva veinte años con despacho en Oviedo. Asociado al grupo Ilp Global, su equipo está desarrollando en la actualidad un detallado estudio de la marcha de los concursos de acreedores en España; un indicador, explica, «que da la medida de los problemas de destrucción del tejido empresarial» y ante el que surgen ideas de cómo mejorar este tipo de herramientas jurídicas.

-¿Tan terribles son los datos?

-Bueno, en 2005, en España, 214 empresas se veían abocadas al procedimiento concursal. Pues ahora, sólo en el primer trimestre de este año, ya han sido 2.854.

-La crisis es el punto de inflexión, supongo.

-Desde el inicio de la crisis han sido unas 16.590 empresas las que han pedido entrar en este proceso en toda España. Eso supone una ratio de 270,37 concursos por Juzgado en los últimos cinco años.

-¿Y cómo de rápido se soluciona eso? ¿Hay tapón?

-Depende. El período medio de resolución es de 18 meses, pero en realidad habría que hablar por tramos, porque un número importante de concursos se resuelve muy rápido y otro número muy importante se prolonga incluso años. Así que la media es, en el fondo, poco fiable. De todas formas, es curioso que este indicador es bastante bajo en el contexto internacional. En Alemania, por ejemplo, con muchos más concursos que España, 26.619 procesos en 2012 frente a los 7.541 que hubo aquí, se tardan 49 meses de media en resolverse los concursos. En Suiza son 36 meses y en Portugal 30 meses.

-¿En España dónde marchan peor procesos de este tipo?

-Valencia es la provincia que atiende más concursos, con una media de 207,33 por Juzgado, y Guadalajara la que menos, con sólo 10. Esta provincia es también la que tiene mejor ratio de procesos concursales y número de empresas, con un concurso cada 1.321 sociedades. En el otro extremo de la tabla está Álava, donde hay un concurso por cada 234,59 empresas.

-¿Y en Asturias?

-Asturias está en la mitad de la tabla. El año pasado tuvo una media de 52,66 concursos por juzgado, y un total de 158. La otra ratio es de un concurso cada 436,5 empresas.

-¿Al final, son efectivos los concursos?

-En teoría, el concurso es como un hospital al que las empresas van a recuperarse. El problema es que lo habitual, en un porcentaje altísimo, es que las empresas ya estén muertas cuando entran en el concurso. Por eso la mayor parte de las compañías acaba abocada a la liquidación, y los convenios, muchas veces, se incumplen. Al principio preocupaba mucho el estigma del concurso, los efectos dañinos para la marca. Ahora, sin ser positivo, es un proceso que da garantías de pago a los acreedores. En general, la diferencia, muchas veces, está entre entrar en concurso a tiempo o no entrar a tiempo. Porque muchas veces se va al concurso como última solución, cuando ya no hay nada que hacer.