Los convocantes de las "marchas de la dignidad" en Oviedo han abandonado pasadas las cuatro de la tarde la sala de prensa del Ayuntamiento de Oviedo, donde pasaron la noche. Su destino es la plaza de la Escandalera donde se sumarán a la protesta contra los premios "Princesa de Asturias".

Los encerrados lograron ayer ejecutar con éxito un plan que llevaban meses preparando: ocupar el Ayuntamiento de la ciudad y pasar la noche en su interior. Dieciocho manifestantes en esas marchas, que hoy irán a la plaza de la Escandalera para protestar contra los premios "Princesa de Asturias", durmieron en la sala de prensa consistorial, anexa al edificio principal, tras llegar a un acuerdo con el alcalde, Wenceslao López, después de más de dos horas de tensa negociación. Los participantes, que en todo momento aseguraron que se trataba de una "ocupación pacífica", metieron mantas, comida, bebida y medicamentos para pasar una noche que calificaron de "histórica". La idea que tenían al cierre de esta edición era salir hoy, a las 16.30 horas, para ir directamente a la Escandalera.

El alcalde, Wenceslao López, aseguró ayer que no tenía conocimiento del asunto y que les dejó dormir allí porque prefiere "el diálogo" a la fuerza. Se pensó en el desalojo, pero finalmente se optó por el acuerdo. "Entraron por sorpresa, al menos para mí", dijo López, dejando entrever que alguno de sus dos socios de gobierno era cómplice del plan. "Siempre es posible el diálogo", justificó el regidor.

El plan de encerrarse en el Ayuntamiento, adelantado en exclusiva el pasado viernes por este periódico, comenzó ayer a las 13.20 horas. Un grupo de manifestantes de la marcha, integrada por distintos colectivos activistas, aprovechó un acto en el Consistorio para entrar por una de las puertas secundarias. Iban con camisetas amarillas, una pancarta con el lema "Emburriando un cambio social", mochilas y sacos de dormir, y accedieron sin oposición. Subieron al primer piso y se instalaron en el hall principal, delante del salón de plenos. No habían quedado con nadie: querían entrar al salón de plenos, instalarse allí y colgar la pancarta del balcón principal.

Allí, en el hall, estuvieron solos diez minutos y conversaron con LA NUEVA ESPAÑA, único testigo presente. "Decidimos venir al Ayuntamiento porque es la casa del pueblo. Es la Administración más cercana. Pedimos paz, techo, trabajo y dignidad", afirmó Silvia Salamanca, una de las portavoces. El Alcalde y los ediles todavía no habían llegado.

Cuando llegaron, empezó una discusión que duró dos horas entre los manifestantes y los miembros del gobierno: Wenceslao López y los ediles Ana Rivas (PSOE), Rubén Rosón (Somos) y Cristina Pontón (IU). Al poco acudieron el concejal de Seguridad Ciudadana, Ricardo Fernández, y el jefe de la Policía Local, José Manuel López. Abajo, en la plaza, ya estaban las "lecheras" de la Policía Nacional.

Hubo tensión y algún grito. Los manifestantes tenían claro que querían un sitio para dormir dentro del Ayuntamiento. Rivas y Rosón les dijeron que no era el lugar, que respetasen. "Parece mentira para ti, Rubén (Rosón)", dijo una portavoz.

En la negociación hubo varias propuestas. Los manifestantes dijeron que si les dejaban colgar la pancarta del balcón principal del Ayuntamiento saldrían y dormirían en la plaza. No hubo acuerdo. Luego pidieron el salón de bodas para pernoctar. No hubo acuerdo. Los dirigentes políticos ofrecieron un polideportivo, como se había hablado en Junta de Gobierno. No hubo acuerdo. Después ofrecieron despachos en los grupos municipales. Tampoco. Se pensó en el desalojo forzoso, pero al final un manifestante propuso la sala de prensa, que tiene baños, y se aceptó. A las 15.45 horas, después de dar sus datos a la Policía, entraron a la sala de prensa y, entre una activista y Cristina Pontón, edil de IU, colgaron la pancarta en un edificio frente al Consistorio. "No es una protesta contra el equipo de gobierno, es una ocupación pacífica", defendió, una vez allí, el activista José Enrique Fernández.

Allí continuaban al cierre de esta edición. Fuera, en la plaza, un centenar de personas seguían reunidas y tenían idea de pasar allí la noche. Los asistentes disfrutaron de un concierto a cargo de "Silvidos y Gemidos" y de una charanga de nombre "El Ventolín". Bebieron cerveza, sidra y vino, y ocasionalmente lanzaban gritos como: "Que viva la lucha de la clase obrera", "Aquí hay dos encierros: el de los fartones y el nuestro" o "Pan, techo, trabajo y dignidad". La Policía acordonó la zona y desvió a los Reyes, que tenían una cena en Trascorrales. Fueron por la calle Mon para no coincidir con los manifestantes.

IU acusa al Alcalde de crear un "problema innecesario"

La ocupación generó reacciones inmediatas. IU, uno de los socios de gobierno, se posicionó al lado de las "marchas" y acusó al Alcalde de "inflexibilidad" y de "crear un problema innecesario". Alejandro Suárez, coordinador de la coalición, calificó de "indignante" que el regidor se planteara desalojarlos por la fuerza. En un comunicado junto al Partido Comunista, Suárez reprochó también la actitud de Somos, que tildó de "contradictoria" por no situarse con las "marchas". Agustín Iglesias Caunedo, líder del PP, criticó al Alcalde por un hecho "gravísimo". "Usa la Casa Consistorial para dividir a la sociedad", dijo. Este diario intentó, sin éxito, ponerse en contacto con Somos.