En el momento del derrumbe del forjado del edificio de Uría en el que trabajaban el bombero fallecido, Eloy Palacio, y el superviviente, Juan Carlos Fernández Granda, otros tres bomberos se encontraban en el interior del inmueble realizando labores de extinción, pero lo hacían en la parte que da a la calle Melquiades Álvarez. De ellos, dos estaban en el piso de arriba y un tercero en la planta baja. "Se salvó del derrumbe porque se refugió hacia atrás", relató a la Policía uno de los trabajadores que se encontraban en ese momento dentro del inmueble siniestrado.

Según esta declaración en Comisaría, a la que ha tenido acceso LA NUEVA ESPAÑA, a este equipo de bomberos se les encomendó la refrigeración del número 25 de la calle Melquiades Álvarez, extremo que llevaron a cabo mediante la proyección de agua con una manguera "desde el interior del último piso" de este bloque, que ha desaparecido. Tras las primeras tareas, estuvieron lanzando agua desde el último piso también hacia la parte superior del edificio de la calle Uría "con la intención de refrigerarlo e impedir que se extendiera hacia los edificios colindantes". Desde ese lugar veían la parte de atrás del edificio de Uría, pero su ángulo de visión no alcanzaba a ver lo que estaban haciendo al otro lado los compañeros Eloy Palacio y Juan Carlos Fernández Granda.

"Vimos cómo se venía abajo el forjado y la parte trasera de los pisos superiores. Se levantó una nube inmensa de polvo y de humo", explica este bombero. No se veía nada, así que empezaron a echar agua "para aliviar la polvareda". Les preocupaba el compañero que trabajaba en la planta baja. Lo llamaron por su nombre y, afortunadamente, respondió: "Dijo que estaba bien porque al caer la estructura se había refugiado hacia atrás".