Santiago Gómez Díez ejerce como dermatólogo desde 1987 en la sanidad pública asturiana y desde el pasado mes de enero ocupa la jefatura del servicio de Dermatología del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias) en funciones. El servicio dispone de una Unidad de Psoriasis, que trabaja conjuntamente con el servicio de Reumatología, y que esta semana ha estado de actualidad por la exposición "Sentimientos ilustrados", que se presentó en el HUCA y que a través de los dibujos de Martin Cornwell McKeown intentaba trasladar a la ciudadanía las vivencias cotidianas de los enfermos de psoriasis, de artritis psoriásica y de espondilitis anquilosante.

-En la lucha contra la psoriasis colaboran con el servicio de Reumatología.

-La psoriasis puede afectar a diferentes órganos, especialmente la piel y las articulaciones. En la Unidad de Psoriasis la parte de Dermatología la lleva el doctor Pablo Coto y la de Reumatología el doctor Queiro.

-¿Algún otro servicio?

-Puede estar asociada a un síndrome metabólico, pero fundamentalmente son esas dos especialidades las que intervienen.

-Lo más conocido son sus síntomas cutáneos.

-La psoriasis afecta a la piel y las articulaciones, y dentro de la piel puede tener muchas manifestaciones: puede ser generalizado, con placas aisladas, diseminadas... en algún caso puede afectar a toda la superficie corporal, aunque en muy pocas afortunadamente, y a veces a zonas específicas -al cuero cabelludo, los pies, palmas y plantas de los pies y uñas-. Y a las articulaciones. Aproximadamente un treinta por ciento de los pacientes con psoriasis cutánea tienen afectación articular. En algunos casos la piel precede al síndrome de afectación articular, pero puede aparecer al revés o simultáneamente.

-¿ Y conocen las causas de la enfermedad?

-Hay una base genética, y sobre ella unos factores desencadenantes: infecciones, medicamentos y estrés. También tiene una influencia estacional. La mayoría de los enfermos mejora en la estación de verano. El sol, tomado con moderación, y el agua de mar son beneficiosos. Hay casos que pueden empeorar pero son muy poco frecuentes.

-¿Cómo advierten la aparición de psoriasis los pacientes?

-Lo habitual es que aparezcan placas aisladas. Algunos enfermos lo identifican porque tienen antecedentes familiares, pero otras veces no está tan claro. Deben ir al médico de familia que le remitirá a su especialista si es necesario. En principio, cuando está muy localizado, lo puede tratar el médico de cabecera.

-¿Influye la edad?

-La psoriasis aparece en todas las edades, aunque es cierto que hay dos picos de mayor incidencia, que son la adolescencia y la juventud y entre los 45 y 50 años.

-¿Y el sexo?

-Hay estudios que dicen que es algo más frecuente en varones pero no son definitivos. Podemos decir que afecta por igual a hombres y a mujeres.

-¿Se cura?

-No hay tratamiento curativo, pero sí se logra la regresión de la enfermedad. El paciente puede permanecer sin lesiones o con muy pocas con los tratamientos disponibles actualmente.

-El aspecto de las lesiones es llamativo y avergüenza a quienes sufren la enfermedad, que sin embargo no es contagiosa.

-No, y es importante tratar el aspecto psicológico de la psoriasis. Imagine a una persona que tiene psoriasis en la palma de las manos y tiene un trabajo de cara al público, saludando a la gente. Eso crea ansiedad. Y en los periodos de verano, en la playa y las piscinas se producen situaciones desagradables.

-¿Hay avances importantes en los tratamientos?

-Muchos. Los que hay hoy en día no tienen nada que ver con los de hace treinta años, hay una evolución constante en la medicina. Disponemos de múltiples tratamientos que están adecuados a cada tipo de lesión. Así que si un enfermo los sigue adecuadamente puede permanecer libre o con muy escasas lesiones.

-¿Existe alguna forma de prevenir la psoriasis?

-Al ser una enfermedad genética poco se puede hacer. Se puede trabajar para evitar los factores que lo pueden acentuar. Frente al estrés y las infecciones no se puede hacer mucho, es la vida, pero hay algunos medicamentos como los antiinflamatorios y los betabloqueantes que se utilizan para tratar la hipertensión que agravan una psoriasis previa.